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Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)

www.lamaddalenaedi.blogspot.com

Una  hoja en blanco impone, ya sea que esté sobre un escritorio, sobre un caballete  o te observe desde la pantalla.  Al primer encuentro se nos presenta analítica y retadora, poco a poco se va dulcificando la relación y se vuelve seductora, te invita. Respiras, te relajas, te acercas y te das cuenta que no piensa hacerte daño, al menos no esta vez. Una hoja en blanco impone y cautiva, nos da la maravillosa oportunidad de empezar, es como un nuevo día, como una nueva relación, como un par de zapatos nuevos…  ¡a veces es tan bueno re-empezar!

Lo difícil de enfrentarse con una hoja en blanco es el inicio, escribir la primera letra o trazar la primera línea. A veces con escribir cualquier palabra se rompe el hielo y empieza el diálogo con esa dama desnuda que poco a poco vamos vistiendo a nuestro gusto, ella pacientemente tolera borrón tras borrón y frases sin ton ni son, se enorgullece cuando una frase inteligente toca su piel, se ríe, se alegra, llora hasta las lágrimas  cuando tristes recuerdos son depositados en ella, algunas veces se pone nostálgica cuando, leyendo la mente de escritor, sabe que esos pensamientos mágicos no serán jamás vaciados sobre ella.

Las analogías con las dichosas hojas en blanco son bastante didácticas. La canción del “Libro abierto” de Gerardo Reyes es un maravilloso ejemplo donde se compara la reputación con la hoja en blanco que ha sido “mancillada” por letras, de hecho por letras de diversas caligrafías, en resumen, un cuaderno muy rayado y, tratando de interpretar al autor,  frases no muy nobles que digamos. Siguiendo con la analogía de esta canción, el autor vuelve a comparar la reputación con la hoja en blanco para querer demostrar que el libro “en blanco esta” es decir,  puro y casto, totalmente dispuesto a ser escrito “por primera vez” ya que nadie ha sido capaz de escribir algo. Que maravilloso momento cuando estamos dispuestos a dejarnos escribir… una vez cancelados los borradores previos y por supuesto, mal hechos.

Hay una maravillosa película sobre costumbres japonesas “The pillow book”  cuya traducción en México es “Libro de Cabecera”  (aunque también puede ser encontrado como: Escrito en el cuerpo o Escrito en la piel). No haré una sinopsis de la misma por varios, motivos, si lo hago dejaría de ser una hoja en blanco y estaría matando la maravillosa oportunidad  de percibir la maravillosa hermenéutica que ofrece esta sensual y acogedora historia. Sin embargo considero que sería un bonito detalle de la Mada ofrecerles algunas frases que son dichas en el film y así podrán dibujar en su mente, en su propia hoja en blanco, una historia particular: “La escritura es una ocupación ordinaria. Pero aun así, qué preciosa. Y si la escritura no existiera, qué terrible depresión sería la que todos experimentaríamos.”, “Nunca temas cometer un error. Recuerda que el pincel debe ser de madera pero el escritor es sólo humano.” “Usa mi cuerpo como las páginas de un libro. De tú libro.” “El olor del papel blanco es como el color de la piel de un nuevo amante, quien llega de sorpresa a través de un jardín húmedo. Y la tinta negra es como el cabello laqueado. ¿Y la pluma? Bueno, la pluma es como el instrumento del placer cuyo propósito nunca está en duda pero cuya eficiencia sorprendente siempre se olvida.” Vaya descripciones de una hoja en blanco, no sé si puedo ser capaz de agregar alguna idea que haya quedado perdida.

Para la Mada hay muchas cosas bellas, una de ellas es una hoja en blanco, no importa si es el anverso de una hoja reciclable o una hoja romántica con diseño de flores.  La hoja en blanco es mi aliada, mi amiga, mi confidente pues muchas veces es únicamente ella quien recibe mis confidencias y a quien doy cuenta abierta de mis actos.

Las hojas en blanco tienen vida propia y recomiendo tener cuidado en el uso que se dé. Se sienten lastimadas con mensajes hirientes,  las faltas de ortografía provocan que sus fibras se retuerzan con un dolor similar al dolor de apendicitis, se sienten divas cuando algún artista hace un bosquejo o escribe las primeras líneas de una novela, son cómplices de “te quieros” que se tienen que escribir porque no se pueden gritar y hay mensajes como esos de “Hija come, fui dentista. Besito papá.” que hacen que una hoja en blanco adquiera el valor de una verdadera obra de arte.

Final con letra de invitación a boda porque… tu si escribes muy bonito…

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