Por Ivonne Ortega Pacheco
La propuesta de nuevo modelo educativo nacional, presentada recientemente por la SEP, ha de tomarse como una base que debe ser analizada, discutida y enriquecida con la aportación de todos los involucrados e interesados en el tema.
Es prioridad el trabajo y la aportación a partir de la comprensión de que como país somos un conjunto de regiones, de expresiones culturales diversas y, por lo tanto, hay que responder a cada una de esas regiones y expresiones.
Al recorrer el país he encontrado a niñas, niños y jóvenes que no pueden estudiar porque tienen que trabajar, así como a adultos que están seguros de que, de haber tenido la oportunidad de estudiar, su futuro hubiese sido mejor.
La educación es fundamental para el desarrollo, por eso este proceso se trata de mucho más que la negociación de las condiciones laborales (las que sobra decir que deben ser justas) poniendo de rehenes a los estudiantes.
Hay que hablar de frente y sin otro interés que la educación de los mexicanos. Vandalizar y hacer uso excesivo de la fuerza no es lo que la sociedad espera de los maestros y el Estado.
La reforma educativa es importante, es prioritaria. Eso sí, debe estar acompañada de mucha información y de buena disposición al diálogo.
Es necesario considerar factores como la revaloración de los maestros; conozco a muchos en todo el país que son ejemplo de dedicación. También hay que avanzar en la conexión de los planes de estudio y las actividades económicas, es decir, buscar que quien estudió pueda aplicar sus estudios y ser productivo, porque no hay nada más desalentador que terminar una carrera y no tener espacios laborales para ejercerla.
De igual manera deben superarse las inercias culturales que impiden a las niñas tener las mismas oportunidades que los niños. Lograr que todos puedan estudiar lo que de verdad quieren ser en la vida será un buen inicio.
Por eso, me queda claro que el Nuevo Modelo Educativo es una oportunidad para que todos nos involucremos en una reforma profunda que garantice, sin violencia ni exclusiones, que el Estado lleve la educación a todos los mexicanos.
Conozco muy bien la angustia de querer superarse y encontrar obstáculos, pues cuando apenas iniciaba la secundaria tuve que dejar los estudios ya que mi familia no podía pagar el costo del pasaje desde mi pueblo, Dzemul, hasta la ciudad de Motul, donde estaba la escuela ya que en mi municipio sólo había primaria.
Después de trabajar desde pequeña y luego de años de esfuerzo para juntar recursos y concluir la secundaria y la prepa por mi cuenta, en sistemas abiertos, a la par que desarrollaba mis actividades económicas, ya como joven empresaria porcícola, participé en la política y llegué a gobernar Yucatán.
En ese cargo retomé mi formación académica y con dedicación obtuve un título profesional. Ahora curso una maestría semipresencial en la Flacso y también me doy tiempo para aprender inglés.
Hablo de esto para expresar la trascendencia que tiene para mí la educación como proceso de formación y de disciplina para el futuro de nuestro México. También lo hago para destacar el gran esfuerzo que sé que hace la mayoría de los mexicanos para enviar a sus hijos a la escuela, quienes se empeñan en aprender para tener mejores oportunidades.
Al esfuerzo de estos mexicanos, padres e hijos, debemos responder con un modelo educativo que garantice un mejor futuro y que el hecho de estudiar sea para todos en este país un aliciente. Diálogo e información son los caminos por los que han de transitar las reformas necesarias para lograr que la educación sea mejor para nuestras niñas, niños y jóvenes.
Lic. Ivonne Ortega Pacheco
Legisladora Federal
Twitter: @ivonneOP