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Medio siglo de pintar

Martha Chapa

Cumplo ya 70 años y 5 décadas de pintar ininterrumpidamente. Por eso, aquí y ahora, y quizá más que nunca, sea válido preguntarme ¿Qué representan 50 años de un esfuerzo permanente por expresarme? Si todos hemos aceptado que “veinte años no son nada”, comprenderán que medio siglo algo suma, sobre todo tratándose de estos menesteres tan misteriosos: sólo relámpagos, instantes de luz y de sombra, al pintar lo que llamo mis paraísos.

Por el momento, baste una breve reflexión: Siempre me he expresado con libertad cuando pinto, escribo o cocino. En mis afanes dejo constancia de un compromiso y denuedo personales y justo hoy debo tratar de emprender una  recapitulación de mi obra, producto de la decisión inquebrantable de manifestar, no sólo puntos de vista acerca de mis íntimos valores, sino del mundo en su conjunto, así como un momento para intentar desentrañarme aún más y encauzar una serie de preguntas existenciales. Un testimonio que supondría la madurez que siento y he adquirido como artista y como mujer. Y grande es el entusiasmo que me embarga, pues encarna una síntesis de mi biografía. Un emotivo balance, podría decirse, vinculado a una cita ineludible en esta etapa esencial de mi vida, como  también un sueño cumplido, que lanza  a la vez compromisos hacia el futuro.

Y pienso, sobre todo que es preciso insistir en que la obra del artista se comprometa con un ideal social, pues de otra forma resulta incompleta. Por tanto, debo expresar que en momentos tan difíciles como los que atraviesa el país, debemos recobrar el orgullo nacional y plantear sin cortapisas nuestras  ideas en todos los foros, para que prevalezcan en cada generación los fundamentos del México eterno  con su maravilloso, original y deslumbrante acervo cultural.

Y rindo en esta etapa esencial de mi vida un homenaje póstumo a mi madre, un ser fuerte y a quien debo lo recio de mi carácter, además de que fue y será decisiva en mi existencia, aunque se acabe de ir recientemente a otra dimensión, si bien cuento con la inspiración que desde allá me emana.

Desde luego mucho agradezco a la vida y a ustedes lo que soy en lo personal y en la plástica contemporánea de mi tierra. Gracias a todos, mil veces gracias por darle fuerza a mi ser, sentido a mi obra, certeza a mis quimeras y con su calidez ese aliento  para seguir sin pausa en busca de mi destino humano, artístico y social.

 

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