Skip to main content

“¡Niño, tápate los ojos!”  primera parte.

Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com

Antes que nada y evitando que a mitad del articulín haya sorpresas, (que bien dudo que hasta la mitad se dé usted cuenta de que hablo) aclaro, este articulín hablará sobre el erotismo en el arte, específicamente pintura y escultura, pero no se asuste será solo “desnudos artísticos”, “justificados” como dicen algunos actores y actrices, nomás para justificar su mojigatería o su falta de talento. En fin, el erotismo es un tema que molesta a muchos, de hecho las obras con este tema generalmente son vistas de reojo por mucha gente que visita un museo, claro está que podemos haber algunos que nos paremos y las miremos con descaro… cuando nadie nos ve y otros más ligeros de equipaje que las ven, las observan y las disfrutan a sus anchas sin importarles el bonito público que los acompaña. Y es que estas obras eróticas nos dan una información del autor que por momentos, al ver sus obras más famosas, olvidamos, ignoramos, callamos. El erotismo en el arte me llena de curiosidad, pero no una curiosidad morbosa, satisfacer el morbo es mucho menos complicado que ver una obra de arte erótica, para ver este tipo de arte se necesita mucho más allá que lo carnal o lo intelectual… creo que se necesita “sentir el observar”, “escuchar el observar”, “probar el observar”, “tocar el observar” y poco a poco, cantar y recitar lo observado.
Atendiendo, como casi siempre, a la RAE, veamos lo que nos dice: Erotismo Del gr. ????, ???t?? éros, érotos 'amor sexual' e -ismo. 1. m. Amor o placer sexuales. 2. m. Carácter de lo que excita el amor sexual. 3. m. Exaltación del amor físico en el arte. Sí, me gusta la acepción número 3, exaltación ¡qué bonita palabra! Y aquí podemos darnos una idea de que el erotismo en el arte se tomará de  forma tal  alejándolo del vulgo y de  cualquier relación que pudiese tener con cualquier mancebía o bien, parecer cerril o pedestre… ¿quedó claro?
En Pompeya el arte erótico lo encontramos explícito y claro, ya que esa era justamente  la intención. Pues bien como todos saben el puritano y mojigato Vesubio en el año 79 d.C. decidió poner orden a la ciudad y les mandó lava para purificarlos. Efectivamente, los purificó y los achicharró pero no acabó con todo rastro. La ciudad  permaneció cubierta por cenizas hasta que en el siglo XVIII fue descubierta y para el asombro de ese mundo que retomaba a la antigüedad como modelo, Pompeya, que más allá de la historia, arquitectura, mitos sacó a la luz  sus famosos frescos que para tormento del Vesubio, estaban en un muy buen estado. Claro que hay frescos encantadores que no son tema de este articulín, y por supuesto estaban los otros, no menos encantadores que se encontraban en el prostíbulo, el “Lupanar” (a la prostituta se le llamaba Lupa=loba). Este edificio de dos niveles tenía sobre la puerta de cada habitación un fresco indicando la “especialidad” sexual de la prostituta. Me llama la atención la manera tan clara en la que es expresado el movimiento del cuerpo y la intención, los colores y el cuidado en los detalles, estos frescos nos ayudan a conocer parte de las costumbres de los romanos de la época, y no solo aficiones o hábitos sexuales sino que también se convierte en un catálogo de moda. La prostitución estaba permitida y las prostitutas cumplían con obligaciones que genera cualquier empleo, tales como pagar impuestos. Como es de esperar, es uno de los lugares más visitados de Pompeya, se han podido identificar más de 120 grafitis con frases curiosas que dicen  algo muy similar a “Lola ama a Lolo” o los nombres de las prostitutas y sus acompañantes. Es maravilloso como las paredes de Pompeya dialogan con el visitante, así, tranquilamente, las ideas y los relatos fluyen uno tras otro.
Mientras preparaba material sobre el estilo Románico (en algunos artículos  ya he comentado  sobre este estilo artístico) me llevé una de las mayores sorpresas en mi vida. Tuve que verificar la información y checar que fuese correcta y no una broma de este mundo cibernético, para mi agrado, no era una broma. Aun me siento confundida ante dichas esculturas que se encuentran en los capiteles y los canecillos… ¡en los exteriores de las Iglesias! Y si este tipo de arte en esa época me deja en shock pues el lugar mucho más. La escultura románica, ingenua como es y con esa finalidad sobre todo didáctica nos muestra diferentes posturas sexuales y desnudos, los estudiosos tienen varias hipótesis sobre la finalidad de las mismas, aquí es donde comienza a tener lógica su uso. 1. Censura del pecado, aviso contra los pecados de la carne y su castigo a los lujuriosos o adúlteros. 2. Otra teoría opuesta a la anterior nos muestra una sociedad medieval más liberal en lo relativo al sexo y no me extraña ya que en la segunda parte comentaré sobre una pintura ya más entrada al gótico que toca el tema de una manera similar. El erotismo era presentado como parte de las costumbres de la sociedad, digo en ese hacinamiento en el que vivían pues como que no quedaba mucho  a la imaginación. 3. Como necesidad reproductora, esta era algo así como una campaña pro-población, motivando al pueblo a gozar de los placeres, ubiquémonos, la Europa Medieval tenía una elevada mortalidad infantil y la esperanza de vida muy baja, además de las guerras y la necesidad de tener grandes contingentes de personas para la lucha contra los musulmanes. Viendo bien estas tres hipótesis creo que la más descabellada viene siendo la primera. Exacto, la puritana.
Pues bien, queda mucho por decir, como usted se dio cuenta no hago descripciones explícitas que puedan pintar de vulgaridad este articulín, lo invito que se dé una vueltita hojeando libros o buscando en la red las imágenes que le comento, le aseguro que se sorprenderá de lo que encontrará y se dará cuenta de que después de ver estas hermosas obras eróticas terminará cantando y de mejor humor. ¿Nos vemos pues en una segunda parte?

Hooolaaa…  fin de la primera parte.

Leave a Reply