Skip to main content

Ivonne Aracelly Ortega Pacheco
SOCIEDAD LEAL, EJÉRCITO LEAL

El pasado 30 de septiembre, un convoy del ejército fue emboscado por delincuentes en Culiacán, Sinaloa, con saldo de cinco militares muertos y diez gravemente heridos, además de un civil herido. Con esta son ya mil 240 agresiones contra elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) que, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), han tenido lugar en distintos puntos del país en lo que va de la actual administración.

Los números, fríos e insensibles, quizá no nos han permitido comprender a la mayoría que esos ataques a una institución nacional como es el Ejército Mexicano son ataques contra personas, seres humanos de carne y hueso que tras el uniforme tienen familia, sentimientos y valores, como todos los mexicanos.

Necesitamos visualizar a las y los soldados como esposas, esposos, madres, padres, hijas, hijos, hermanas, hermanos, para entender la dimensión de su papel, en actividades que ellos no decidieron hacer sino que desempeñan siguiendo las órdenes que en la verticalidad militar se cumplen a cabalidad.

No fue el ejército (institución) ni sus elementos (personas) los que decidieron enfrentar al crimen organizado y salir de sus cuarteles. Las fuerzas armadas cumplen con un compromiso con la Nación y en cada operación arriesgan la vida por todos, pero no parece que todos hayamos tomado conciencia de esta lealtad.
Lealtad es una palabra que encierra un concepto valioso, difícil y elevado.

Cuando vemos u oímos noticias de enfrentamientos, capturas de delincuentes, militares heridos o muertos en esas acciones, estamos siendo testigos de actos de lealtad.

Pero, ¿dónde está la lealtad de nosotros hacia el ejército?
La sociedad mexicana ha desarrollado desde hace años un alto sentido de la conciencia colectiva, y está bien levantar la voz ante lo que consideramos injusto, ante lo que vemos como abusos de autoridad.

Pero también debemos levantar la voz para respaldar a quienes enfrentan al crimen por nosotros.

He gobernado un Estado, Yucatán, y he vivido personalmente el saberme responsable por la conducción de las políticas de seguridad. En su momento recibí amenazas a mi persona y a mi familia por decidir que se actuase contra la delincuencia.

Pero lo que más me ha impactado es vivir de cerca el compromiso de las personas que se encargan personalmente de ese combate. Son quienes ven el peligro cara a cara, que salen de sus casas a jugarse el físico y la vida por todos. He visto lágrimas en los ojos de hombres y mujeres uniformados diciendo: “Nosotros nos mantenemos firmes”.

No hablo en sentido figurado. Son momentos que he vivido. Por eso sé del compromiso personal de quienes se encargan del combate a la delincuencia.
Por eso sé también que lo mejor que podemos hacer como sociedad es corresponder a esa lealtad, retomar el orgullo de ver a las y los uniformados con respeto y respaldarlos en sus labores. Son el pueblo de México cuidando del pueblo de México.

Lo menos que podemos hacer es reconocer su esfuerzo, valorarlo y respetarlo.
La cobarde acción de la delincuencia realizada en Culiacán debe ser repudiada por todos, y todos debemos respaldar a nuestras fuerzas armadas por la sencilla razón de que nos protegen con sus vidas.

Si pedimos lealtad, seamos también leales con nuestro Ejército, Fuerza Aérea y Marina mexicanos.

Legisladora Federal
Twitter: @ivonneOP
Facebook: Ivonne Aracelly Ortega Pacheco

Leave a Reply