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CIENCIA Y TECNOLOGIA, MOTORES DEL CAMBIO
Ricardo Monreal Ávila

Este año conmemoramos el 106 aniversario de la Revolución Mexicana, que cambió las condiciones socioeconómicas del país. A la luz de los resultados que vivimos actualmente, para algunos esos cambios no fueron los correctos (estamos igual o peor que antes), para otros esa revolución quedó inconclusa o fue desviada de su esencia original (debido a la corrupción y al autoritarismo), para otros simplemente se agotó y ya no es lo que un día fue.
Hoy la revolución mexicana se recuerda porque es ocasión propicia para armar un puente vacacional de fin de semana y muy pocos mexicanos la recuerdan o saben que se conmemora.
Por mi parte, quiero aprovechar esta fecha para exponer algunas reflexiones sorbe la viabilidad, los alcances y las dimensiones de las revoluciones en la actualidad.
Al día de hoy, de acuerdo al Instituto Mundial de la Paz, hay 22 países con movimientos armados internos. Las causas son diversas, desde reivindicaciones territoriales hasta exclusivamente políticas como el derrocamiento del gobierno en turno.
Todos estos movimientos ofrecen la liberación y un mejor bienestar a sus seguidores, a pesar de que está demostrado que la vía armada hace tiempo que dejó de ser el recurso para incidir en la historia personal y colectiva de las naciones.
Hoy las revoluciones son científicas y tecnológicas, o son utopías falsas.
La ciencia, la tecnología y la innovación están detrás de los principales cambios que está experimentando el mundo actual y de los que vienen en los próximos años.
Prácticamente no hay campo de la economía, de la sociedad, de la política, de la salud, de la educación, de la cultura y de la vida cotidiana que no haya sido tocado, para bien, por la ciencia, la tecnología y la innovación.
Los principales inventos de los últimos 100 años, han revolucionado más al mundo que todos los descubrimientos e inventos en la historia de la humanidad.
Pensemos en los 10 más importantes del siglo XX. El automóvil de combustión interna, los antibióticos, la televisión, el avión, la radio, los cohetes espaciales, los satélites, el submarino, la energía nuclear y los ordenadores personales.
Entre los importantes del presente siglo XXI apuntemos los teléfonos inteligentes, el Ipad, el teclado virtual, el robot aseador, las cirugías con láser, el papel electrónico, las impresoras 3D, los tableros digitales, las pantallas táctiles, el corazón y el riñón artificiales y las redes sociales.
Estas ultimas están siendo más útiles para derrocar gobiernos tiranos de manera pacífica que cualquier movimiento armado de los conocidos hasta el momento.
La nanotecnología, la robótica, la internet, las tecnologías de la información y la comunicación, la convergencia tecnológica, la biotecnología, las ingenierías de la innovación, entre otras ramas del conocimiento y la ciencia están provocando más cambios en la sociedad y en las relaciones sociales de la humanidad que todas las revoluciones armadas y movimientos políticos conocidos hasta ahora.
Por ejemplo, la economía mundial se está moviendo de la era de la manufactura a la era de la mentefactura y las sociedades que no se incorporen a la economía del conocimiento ponen en grave riesgo su sobrevivencia y viabilidad.
El impacto de la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo de las ciudades es impresionante.
Las ciudades del siglo XXI con mejores posibilidades de crecimiento y desarrollo son aquellas que además de ser competitivas en alguna de las ramas de la economía tradicional, como el turismo, la industria o la agricultura, encuentra y desarrollan una vocación tecnológica, científica o de innovación.
Por ejemplo, en nuestro país, la ciudad de Tijuana, después de una obscura etapa donde el crimen y la droga marcó su existencia y puso en riesgo su desarrollo, hoy ha encontrado en la innovación médica y en la tecnología de la salud una oportunidad a escala mundial.
Ciudad Juárez, después de ser una ciudad de maquila tradicional y de cárteles en conflicto por las rutas de la droga, hoy busca reinventarse como la ciudad de los procesadores inteligentes para robots, con apoyo en la ciencia y la tecnología.
El Bajío mexicano, el corredor que va de las ciudades de Querétaro, León y Aguascalientes, hoy se está convirtiendo en una de las regiones económicas más importantes del país y del mundo gracias a que encontró en la industria aeroespacial y automotriz una oportunidad de crecimiento y desarrollo.
A la Ciudad de México le hace falta encontrar o construirse un nicho de alta especialización en ciencia y tecnología para garantizar su futuro en el siglo XXI.
La Ciudad de México no sólo debe ser la capital política del país, como lo es actualmente. No sólo debe ser la capital de ciertos servicios económicos, como ya lo es en nuestros días.
Para seguir siendo competitiva económica y socialmente en el presente siglo, debe convertirse en la capital de la sociedad del conocimiento y de la innovación científica y tecnológica.
Algunos nichos o espacios donde la Ciudad de México podría brillar y desarrollarse en la economía del siglo XXI son la robótica, la industria de las aplicaciones electrónicas, las ciencias médicas y el desarrollo de tecnologías amigables con el medio ambiente, por mencionar sólo algunas.
La Ciudad de México tiene la infraestructura, la vocación y la tradición para lograr este cometido. Pero lo más importante: tiene el capital humano para lograrlo. Sólo le falta impulsar políticas públicas y sociales orientadas de manera prioritaria a lograr este objetivo.
Por ello, la mejor manera de conmemorar y de honrar a la Revolución Mexicana de 1910, a más de un siglo de su gestación, es apoyar la ciencia, la tecnología y la innovación con políticas públicas y presupuestos locales y federales adecuados.
Los países desarrollados destinan al menos el 1% de su PIB a este rubro. Los países subdesarrollados destinan a lo más dos decimas de su PIB a estos rubros, y cuando tienen problemas presupuestales es lo primero que recortan, como el caso del CONACYT a la que le fueron recortados 5 mil millones de pesos para el próximo año.
Con estas decisiones de política económica que afectan la ciencia, la tecnología y la innovación será muy difícil salir del subdesarrollo.

ricardomonreala@yahoo.com.mx Twitter: @ricardomonreala

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