“El tiempo” segunda parte
Por La Mada (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
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Primeramente y antes de que se me pase el tiempo quisiera marcar algunas erratas que tuve en la primera parte que, como siempre, cuando las cosas se hacen en contra del tiempo no quedan como deberían. 1. Dice: “Marco Antonio Muños y José” debe decir: “Marco Antonio Muñiz y José José”. 2. Afirmo que la letra de la canción “Yo no te pido” interpretada por Pablo Milanés es de Mario Benedetti, sin embargo La Mada, no encontró evidencia de este hecho, busqué entre los poemas de Benedetti y no encontré dicha poesía, entonces me retracto de dicha afirmación hasta que pueda demostrar el autor. Una vez aclarados estos horrores continuaremos con el tiempo.
Retomando el tema y aprovechando el tiempo quisiera hacer mención del poema de Renato Leduc, mismo que comentamos en el artículo anterior, la idea de escribir sobre el tiempo fue, según cuenta la leyenda, un reto para el poeta quien debía escribir un poema que rimara con tiempo, entonces plasmó sobre una servilleta su propuesta y conclusión: tiempo solo rima con tiempo. Este poema es la clásica muestra del pesar que sentimos los que mal aplicamos el tiempo, lo usamos a destiempo y no nos desatamos a tiempo…hay que dar tiempo al tiempo, pero no debemos permitir que nos coma el tiempo. ¡Ay no! … cuanto tiempo perdí-¡ay!-cuanto tiempo. Por eso digo, no hay que olvidar que el tiempo es oro y como tal hay que cuidarlo, invertirlo y no ofrecerlo a cualquier tarugo/a que se nos atraviese en esos momentos en los que andamos tonteando con el tiempo.
La expresión del tiempo vuela me causa risa, risa nerviosa de hecho, aun y cuando reconozco que sin tener alas y ser inmaterial tiene el poder de volar y de evaporizarse, volverse nuestro aliado o nuestro más cruel enemigo. Generalmente cuando estamos felices, divertidos tiene la habilidad de fugarse como arena seca entre los dedos, sarcásticamente, cuando estamos trabajando a contra tiempo, se nos echa encima, se pone su capa de vengador y… vuela sin importarle que le roguemos que no avance materializándose en el reloj y ese tic-tac que hace que no te distraigas y al mismo tiempo tiembles. Oyendo ese tic-tac desesperadamente le suplicaba Roberto Cantoral al reloj y le rogaba: “Detén el tiempo en tus manos haz de esta noche perpetua para que nunca se vaya de mi para que nunca amanezca”. Pero el tiempo no es muy bueno escuchando, de hecho, nunca escucha, el avanza, desfachatadamente nos dice: voy derecho no me quito si me pegan me desquito… y de paso nos saca la lengua y nos hace una trompetilla… pero no se para, ahí depende si lo tomamos o no, es como cuando jugábamos a brincar la cuerda: uno, dos, tres y corríamos a alcanzar la ola hacia arriba, si no perdíamos nuestro turno e irremediablemente nos tocaba “darle a la cuerda”, perdíamos nuestro tiempo y nuestra oportunidad, hasta que a otro se le pasase el tiempo y nos relevase. Desgraciadamente la vida, no es tan fácil como brincar la cuerda, cuando queremos contar uno, dos, tres… ya pasó el tranvía.
En el baile flamenco el tiempo es muy importante, pero acá lo curioso es que es más fácil entrar a tiempo que a contratiempo, ese espacio que hay entre los tiempos, es decir entre las divisiones iguales de tiempo, se llama contratiempo y a veces este contratiempo se divide y aquí la cosa se complica, y cuando digo que se complica, créame usted, realmente se complica, pero que le puedo decir estas complicaciones hacen que el baile, el cante, la música, la palma se vean más hermosos y armoniosos, que se vean más flamencos, aquí el tiempo se pone hondo y al menos participa de la juerga flamenca, por el tiempo que dura, después vuelve a ponerse serio y controlado.
En otros tiempos, en aquellos tiempos, en el tiempo en que… son recuerdos evidentes de tiempos que ya no se viven, de antemano y sin que se nos aclare sabemos que es un tiempo pasado aun y cuando no seamos explícitos con las fechas, tan solo con ver la cara de nuestro interlocutor sabemos que ese tiempo ya forma parte del baúl, tan atiborrado a veces, de recuerdos. Sin embargo las expresiones: Habrá otros tiempos, ya vendrán tiempos mejores, ya mejorarán los tiempos… nos relajan y nos hacen sentirnos esperanzados esperando estos tiempos futuros, en lo que vendrá y a veces, torpemente dejamos que el tiempo presente pase delante de nosotros sin darnos cuenta de que podemos jalarlo, agarrarlo, atraparlo y disfrutarlo ese breve tiempo mientras podemos inhalarlo antes de exhalarlo y se lo lleve el viento amable de lo ya pasado.
Dese un tiempito y disfrute un café. Fin de la segunda y última parte.