PERDON AL ABORTO
Dr, José de Jesús Reyes Ruiz
Carta abierta a Martha Tagle Senadora de la Republica
Para documentar mi pesimismo… y el de los demás
Debo comentarle que cuando la conocí en persona – hace algunos años - en una comida con empresarios en un Bar Restaurante del Poli fórum Cultural Siqueiros en la Ciudad de México, me causo una buena impresión, acompañaba entonces a Alejandra Barrales, y también asistía Martí Batres, y habían anunciado la participación de Miguel Ángel Mancera, entonces candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México evento al que por asuntos de agenda – según nos dijeron – declino.
Entonces me pareció usted una persona informada, preparada, progresista y hasta podría decir de izquierda – aunque esto es más complejo de afirmar – y sin embargo a principios de la semana, cuando usted participo en el programa del canal 11 Sacro y Profano, sus comentarios - lo digo con toda honestidad -dejaron mucho que desear, para mí al menos.
Debo comentarle que uno de mis programas favoritos que aún me confrontan con la pantalla idiotizaste es primer plano, donde los comentaristas, algunos claramente de izquierda como Lorenzo Meyer y posiblemente Sergio Aguayo, otros que se han ido moviendo al centro ideológico como José Antonio Crespo y claro el brillante Leonardo Cursio, y claramente de derecha como Maria Amparo Cazar, tiene enseguida el programa interesante al que hago referencia Sacro y Profano dirigido por el conocedor de los temas de las religiones Bernardo Barranco, que me permite disfrutar los comentarios sobre muy diversos temas que tienen que ver con este aspecto de la actividad humana.
Esta semana el tema fue el perdón que el Papa Francisco otorgo a trasvés de todos los presbíteros de la Iglesia Católica a quienes hubieran cometido el pecado del Aborto, que antes era considerado grave en extremo incluso causa automática de excomunión, y cuyo perdón estaba restringido a ciertas cúpulas de la jerarquía eclesiástica.
Fueron sus respuestas Senadora las que me sorprendieron, cuando se le pregunta sobre su opinión, responde – como si no fuera una representante popular en su papel de senadora – que personalmente no le incumbía – casi casi – porque usted no era parte de esa religión y por lo tanto este acto – que muchos consideramos de suma importancia por razones que después explicare – no le afectaba a su persona ni en favor ni en contra – esto es lo que yo y muchos le entendieron palabras más palabras menos.
Con esta respuesta se manifestó usted como una persona que poco le interesan los demás no obstante ser una represente popular – puesto al que por cierto accedió en su papel de suplente y no por votación directa – es, discúlpeme usted como si por ganar las cantidades exorbitantes que gana un senador, no le interesara lo que pase con los pobres y las políticas que sobre ellos se apliquen, al fin y al cabo usted no es pobre por lo que; lo que alivie o incremente la pobreza poco le importa, disculpe usted las comparaciones.
La realidad es Señora Senadora, que vivimos en un país mayoritariamente de mujeres y hombres católicos, en un 80% aunque no todos sean practicantes. La otra mujer que estaba siendo entrevistada, representante de católicas por el derecho a decidir, menciono con toda claridad que en las estadísticas de los abortos que se realizan en la Ciudad de México – donde no se encuentra penalizada la realización de dichos procedimientos – el 80% de las mujeres que se lo realizan manifiestan ser católicas.
¿Qué significa esto? Se lo voy a decir - aunque usted tendría en su papel de representante del pueblo que saberlo - Las mujeres católicas, aun en el caso de que no necesariamente sean muy devotas o practicantes, puedo asegurarle que se quedan - después del acto de abortar - con un grave remordimiento de conciencia que claro usted no entiende al no ser católica, pero quiéralo o no muchos de sus representados lo son, y en muchos estados donde la contrarreforma ha vuelto a penalizar el aborto y quienes se lo practican pueden parar en la cárcel – no espero que lo entienda, pero la realidad es que el sufrimiento interno al haberse realizado algo que para la iglesia era considerado como un pecado grave y causa de excomunión automática, producía una cárcel interior muchas veces peor que lo que es la prisión impuesta por el estado y las palabras del Papa Francisco, y su postura al respecto claro que ha provocado en estas mujeres, por el simple hecho de que el Papa lo haya dicho, una tranquilidad espiritual que les permite vivir en paz a sabiendas que podrán con el arrepentimiento a cuestas acudir a realizar un acto de confesión que les regresara la paz perdida.
Su segunda intervención no pudo ser menos desafortunada cuando menciona que la posibilidad de acceder al perdón ante cualquier sacerdote era un acto cuasi misógino en donde la mujer era rebajada a pedir el perdón del hombre, como si esto se tratara de un tema de géneros, y permítame decirle que no es así, porque es claro que no lo entiende.
Muchos de los abortos que las mujeres se realizan son o por la presión, o por la colaboración del hombre progenitor del embarazo no deseado, y el hombre Senadora también carga con culpas, culpas que no le permiten tampoco a él – aunque usted no lo crea – tener paz espiritual, el hombre también es beneficiado por este perdón y también tiene que acudir – no solo la mujer – a buscar expiar sus culpas y obtener el perdón que ya sea en el consiente, o incluso en el subconsciente requiere para su tranquilidad de acuerdo a la religión heredada por sus ancestros, por lo tanto no estamos hablando del hombre perdonando a la mujer, por el amor de Dios – aunque usted no crea en él – estamos hablando de un acto de misericordia – si controversial por la existencia de un enorme sector de la iglesia católica sumamente conservador – emitido por el jerarca de la Iglesia en el sentido de que no existe ningún pecado que la misericordia divina no pueda perdonar ante un acto real de arrepentimiento.
Y claro que no se trata de simular como seguramente lo hacen muchos de que puedo pecar al fin y al cabo voy a la iglesia me confieso – aunque no esté arrepentido – y obtengo un perdón, claro que no es así no son las cosas, es obvio y evidente que si actuamos de esta manera – quienes somos creyentes – no seremos perdonados por que el elemento central del acto del perdón está en el verdadero arrepentimiento.
Finalmente su tercera participación dejo también mucho que desear cuando comenta que en un Estado Laico como el nuestro los asuntos de la Iglesia no tendrían que influir en las decisiones que toma el Estado, y esto – lo acepto – es cierto, sin embargo esto sería el caso en un Estado Ideal y no en uno real como el que vivimos, y vamos si las fuerzas progresistas como usted mismo lo acepto – fuimos derrotadas cuando se iniciaron los procesos de contrarreforma en el hecho de legislar la legalidad o ilegalidad del acto del aborto y se dieron en 17 estados terminando con Veracruz, muchos de ellos como usted lo dijo con legislaturas predominantemente priistas no solo con los conservadores panistas a los que estamos tan acostumbrados y dieron como resultado prácticamente tumbar uno de los logros que fue el de la despenalización del aborto.
Le dice algo todo esto que usted conoce perfectamente el estado de la Ley, claro que le dice algo, y es la enorme presión de las cúpulas eclesiásticas – como usted lo menciono – y posibilidad de sumar o restar electores en las contiendas por venir, lo que dio como resultado que las legislaturas locales votaran a favor de la penalización del aborto. En qué quedamos entonces, influye o no las posturas eclesiásticas en lo que solo al estado debiera competir.
Entonces Senadora habrá que despertar y aplaudir la posición del Vaticano, del máximo jerarca de la Iglesia Católica quien ha mostrado hasta el cansancio posturas progresistas que debiéramos aplaudir todos, creyentes y no creyentes – y no solo ignorar como usted lo manifiesta - porque estas posturas tendrán que señalar a las jerarquías católicas locales como las políticas eclesiásticas cambian y tienen que cambiar no solo porque los tiempos también cambian sino por el simple hecho que es esto lo que significa la misericordia, palabra central en el léxico católico.
Yo soy un simple neurocirujano, usted alguien que ha alcanzado los máximos escaños en la cámara alta la de Senadores, los dos somos de pensamiento progresista, y yo me entiendo como alguien de izquierda, no estoy seguro de su posición al respecto al escuchar su discurso, yo siempre he defendido la despenalización del aborto Y EL RESPETO IRESTRICTO A LA MUJER QUE TOMA LA DECISIÓN DE ABORTAR, si la iglesia no está de acuerdo - y entiendo que no lo este - deberá educar a su feligresía para que prevengan caer en esa indeseada circunstancia, pero si por múltiples razones llegan a ella que sepan que su pecado como todos los pecados pueden ser perdonados por la infinita misericordia de ese Dios en el que creen.
Como médico dedicado a las neurociencias, sé que antes de cumplir 3 meses de vida intrauterina, el producto del embarazo, al no tener actividad cerebral, no puede ser considerado como un individuo por mas formado que este y ello es lo que me lleva a la conclusión que bajo ciertas circunstancias pueda ser abortado, pero esto señora senadora es otra historia.