Nuevo modelo educativo 2017.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez
Los esfuerzos porque la educación en México cambie son importantes y no debemos menospreciarlos, pero es necesario que estemos atentos a esos esfuerzos ya que lo adecuado o inadecuado de una política educativa no solo impacta en corto plazo, sino que afecta a toda una generación o a varias, dependiendo del tiempo que se sostengan los errores.
Dejando de lado el reconocimiento por el esfuerzo, el nuevo modelo educativo 2017 como título representa varias falacias. Por un lado no es nuevo, por otro lado tampoco será implementado en 2017, lo que es peor, casi creemos que ni siquiera pueda llegar a implementarse.
Podrá ser nuevo en nuestro país, pero la realidad es que se ha tomado de modelos de otros países, todos de primer mundo, que han tenido casos de éxito con la implementación de modelos similares, sin embargo, quienes optaron por apropiarse de ese modelo para México no tomaron en cuenta diversas aristas tales como la diversidad que existe en nuestro país, la brecha económica, cultural, las carencias en los centros educativos, las carencias alimenticias de los niños en edad escolar en diversas regiones, diferencias de climas, actividades económicas, condiciones familiares, necesidades en cuanto al conocimiento de otros idiomas, por mencionar solo algunos factores que hacen diferentes las condiciones de implementación de un modelo de éxito en otros países importado al nuestro.
En lo que a la implementación se refiere, no será en 2017 sino en el ciclo escolar 2018 – 2019 cuando se implemente el llamado nuevo modelo, vale la pena mencionar que en diciembre habrá cambio de gobierno, nuevo presidente, con una nueva política en mente, porque en nuestro país la continuidad y políticas a largo plazo no son precisamente un compromiso, sino un capricho, en México todos quieren dejar su huella aunque sea para mal, así que lo mas seguro es que quien llegue a la silla, en uno de los escenarios pudiera ser del mismo partido y comprometerse a darle continuidad al proyecto, pero en otro escenario, será de otro partido y pretenderá borrar todo lo que hizo Peña Nieto, con mayor razón aquello que no ha terminado de concretizarse como una política educativa que tendrá apenas 4 meses; y si tomamos en cuenta que implementar a nivel nacional dicha estrategia resulta ambicioso y caro, por lo que no será así, sino que se llevará a cabo de manera paulatina, en algunas regiones del país primero y en otras después, será sencillo dar marcha atrás a esa política.
Y si pensamos en la cantidad de dinero que implica implementar una política tan ambiciosa, la infraestructura deficiente, la falta de capacitación del personal docente, administrativo y el factor temporal que representan los padres de familia y los niños, elementos que en su conjunto complican la ecuación.
Una política pública en materia de educación obligatoria tardará cuando menos 15 años en saber si efectivamente funciona o no, el problema es que en el inter si funciona hay 14 generaciones previas mejoradas o si no funciona serán generaciones perjudicadas, por lo que aventurarse a llevar a cabo una estrategia tan ambiciosa deberíamos tener muy clara la dinámica de implementación junto con un verdadero plan de acción a corto, mediano y largo plazo.
No se trata solo de tener ideas, de adoptar modelos que no fueron diseñados para nuestro país, no es simplemente presentar e implementar modelos solo porque si, la responsabilidad es muy grande, porque esta en juego la educación de millones de niños y adolescentes en nuestro país y en sus manos esta el presente y el futuro de México.