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La Transparencia y la UAZ.

Por: Juan Carlos Girón Enriquez.

Ante tanto alboroto reciente sobre el desvío de recursos, tanto en las administraciónes estatal, federal, las municipales, inclusive en la Universidad, mucho se ha hablado sobre los modelos de anticorrupción, la transparencia y la rendición de cuentas. Cada día es mas frecuente escuchar escándalos sobre el manejo de los recursos en diversas instituciones, hacer de cuenta que no pasa nada no es la solución, pero seguir con una dinámica eterna de crear órganos y organismos que supervisen a los ya existentes tampoco es alternativa.
Mucho se habla de una cultura de la corrupción en nuestro país, de una falta de compromiso social por la clase política, de la falta de participación de la ciudadanía en los asuntos que involucran al poder público es también señalada como una causa para la corrupción, la realidad es que, en primer lugar los mexicanos no somos corruptos, así que no vale una generalización, en segundo lugar, no es culpa de la ciudadanía que la clase política se quiera llenar los bolsillos con el erario público y no se debe culpar a la falta de participación con las malas intenciones de los gobernantes y, en tercer lugar, si un gobernante, político o administrador llega a un cargo en el que tenga que manejar recursos, debe tener claro que si no es suyo el dinero no debe de tomarlo.
Todos los sistemas anticorrupción que se diseñen deben partir de un principio fundamental, la cultura del respeto a la legalidad, el principio de no tomar lo que no nos pertenece. Si la clase política sigue bajo la idea de crear órganos que supervisen a los órganos y de que la denuncia debe ser el único motor para la investigación o el fincar responsabilidades, entonces, queda claro que nada se quiere hacer para combatir el problema de raíz.
Bajo ese orden de ideas, el modelo UAZ, que se ha ideado para atender el problema del desvío de recursos en la máxima casa de estudios puede estar cayendo en el mismo problema de los modelos externos, porque parten de la idea de crear una comisión que supervise, cuando ya tenemos una Contraloría interna que carece de las herramientas necesarias para sancionar, convirtiéndose en un mero órgano de seguimiento y no de control y mucho menos sancionador.
Porqué no pensar en dotarlos de los elementos necesarios para que pueda llevar a cabo un procedimiento administrativo sancionador interno que le de la fuerza suficiente para actuar en los casos en los que se sospeche de malos manejos, también podríamos o deberíamos estar pensando en convertirlo en un verdadero órgano autónomo de control, sin que el nombramiento del contralor dependa directamente del Rector, pensar en transformar la estructura de fondo y forma tal que con el personal que ya se tiene se cumpla con las funciones que verdaderamente se requieren para lleva a cabo un verdadero control interno.
Además, nuestra Universidad tiene diversos órganos, además de la Contraloría Interna, como el Tribunal Universitario, que perfectamente pueden ser dotados de la fuerza coercitiva necesaria para poder dar seguimiento a las denuncias sobre corrupción o mal manejo de recursos, que claro debe de ir acompañado de una verdadera planeación institucional, transparencia en el manejo de los recursos y claridad sobre los objetivos planteados para la UAZ.
No se requiere de la creación de más y mas comisiones, sino de una transformación integral de los organismos ya existentes y de la participación y compromiso de toda la comunidad universitaria para la correcta administración de los recursos institucionales ordinarios y extraordinarios.

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