Skip to main content
Corrupción.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez.
  Como si fuera una generación perdida o lo mas normal del mundo, a cualquier latitud que volteemos lo que nos encontramos son notas sobre la corrupción; no importa el partido o los compadres que los hayan llevado al poder, lo que llama lastimosamente la atención es la desvergüenza de desfalcar las arcas públicas a manos llenas, sin el menor empacho, sin el mayor decoro.
Entre desviación de recursos, gastos excesivos e injustificados, nominas secretas, trafico de influencias, entre otras habilidades o, mejor dicho, mañas, son parte de los encabezados cotidianos en la prensa de nuestro país.
No pretendamos que la sociedad se compre el sistema anticorrupción como si fuera la panacea, el gobierno carece de credibilidad y todo lo que nazca a propuesta del gobierno nace viciado de origen, podrá ser la mejor idea del mundo, pero las personas que ponen al frente son las que corrompen las instituciones.
Las Entidades Federativas en crisis han llegado a ser lo normal, lamentablemente, la alternancia en el poder ha servido para publicitar la corrupción, pero no deja a nadie a salvo, porque lamentablemente ningún partido político es la excepción, el problema es de la clase política, no de la población, el problema es de los vicios y malos hábitos de los gobernantes en turno, cualquier color que sea el que los apadrine.
Los Municipios no son la excepción, si bien, los recursos que manejan son de menor cuantía que los gobiernos de los Estados, se las ingenian para hacer de las suyas y desviar recursos y obtener beneficios económicos fuera de la ley aprovechándose del cargo que ocupan.
Los organismos autónomos tampoco quedan fuera del escenario de la corrupción, porque tomando ventaja de la posición de poder que pueden representar se jactan de recibir salarios excesivos justificándolo en que se lo merecen o que su función lo justifica, lo cual no es del todo válido.
Es lamentable que en todos los niveles de gobierno, centralizado o paraestatal, nadie quede fuera de la ola de corrupción y que lo que menos importa es la población, que se ve cada día mas molesta, pero no tiene las herramientas legales o la confianza en las instituciones para denunciar los actos de corrupción de los que es testigo.
Entre bolsas, ligas, maletines y nóminas secretas, lo legal y lo ilegal se fusionan para darle la vuelta a la ley o a lo descarado violentarla y sacar el mayor provecho posible del cargo que les toca ocupar y de las influencias o cotos de poder que forman.
La solución no es sencilla, pero por algún lado se tiene que empezar, denunciar, castigar, exigir, sin embargo todos son parte de los mismos y entre ellos nada pasará, nadie hará nada para castigar a sus amigos, porque finalmente todos tienen cosas que ocultar. Resignarnos tampoco es la salida, porque ellos de eso se aprovechan, de los resquicios legales que ellos mismos crean para salir impunes.
Un presidente municipal que se convierte en legislador y el mismo se aprueba su cuenta pública, un legislador que se convierte en legislador y sabe las lagunas que tiene la ley que le permitirán quedar impune, un servidor público que cambia de dependencia en dependencia tapando con una los hoyos que dejó en la otra, un circulo vicioso de compadres que solo perjudican a la sociedad que cada día se cansa mas.
 Docente Investigado de la Unidad Académica de Derecho de la Universidad Autónoma de Zacatecas. e-mail: giron705@hotmail.com

Leave a Reply