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MORENA: EL PARTIDO MAS GOLPEADO Y MAS VOTADO
Ricardo Monreal Ávila

 

En las recientes elecciones realizadas de manera concurrente en cuatro estados (Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz), el partido Morena presentó una doble característica: fue el partido más golpeado por el gobierno y el resto de los partidos, pero a la vez fue el partido que más votación obtuvo de manera individual.

Tal parece que a más golpeteo, más votación.

Detrás de los 2 millones 600 mil votos que cosechó Moreno en las pasadas elecciones (una verdadera sorpresa para un partido de escasos tres años de vida, que dispone de un presupuesto escaso), se encuentra también la mayor serie de ataques en contra de un partido y una persona (AMLO) que jamás se haya realizado en unas campañas locales.

Primero fue el video de la señora Eva Cadena recibiendo medio millón de pesos para “ser entregados a López Obrador”. Después fue la sobreexposición de una entrevista ríspida entre AMLO y el periodista José Cárdenas, a propósito de un huevo que fue lanzado en contra del dirigente de Morena en un recorrido por Veracruz. Por último, la filtración de una llamada editada entre Andrés Manuel López Beltrán, hijo mayor de AMLO, y Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena, donde queda la impresión de estar hablando de manera cifrada para disponer de un dinero del partido.

Cada uno de estos eventos fue magnificado de tal manera que no quedara ningún mexicano sin enterarse. En el último caso, la llamada entre el hijo de AMLO y la secretaria general de Morena, fue burdamente editada para dar la impresión de que se tramaba algo indebido o ilegal, siendo que en la conversación completa quedaba de manifiesto que se trataba de la contratación de un grupo musical para amenizar el cierre de campaña del candidato a gobernador por el estado de Veracruz, Cuitláhuac González, hace exactamente un año.

Pero nada de esto sirvió para detener el avance de Morena en las elecciones locales del pasado 4 de junio. En el Estado de México fue el partido más votado en lo individual, con más de un millón 700 mil votos, quedando a 240 mil votos del PRI y sus coaligados. En Veracruz fue el segundo partido más votado, mientras que en Coahuila y en Nayarit se erigió como tercera fuerza política.

¿A qué se debe este resultado tan peculiar de Morena, que parece tener un efecto teflón respecto a la guerra sucia desatada en su contra? En primer lugar, al liderazgo de su dirigente nacional López Obrador, quien es visto como el líder de la oposición más congruente y honesto por parte de la ciudadanía.

En segundo lugar, al hartazgo de la población que no cree en el gobierno ni en los partidos tradicionales (PRI, PAN, PRD y el resto de la “chiquillada”), dado que no han podido superar la situación de crisis sistémica que atraviesa el país.

Por último, a que Morena es visto como una opción nueva, sin los vicios y fallas de los anteriores. Al menos la ciudadanía le otorga el beneficio de la duda, frente a la certeza de que el resto de los partidos carecen de confianza.

Desde hace un año, Morena vino reportando un avance importante en todas las encuestas difundidas rumbo a la elección presidencial del 2018.

Todas las encuestas “postgasolinazo” (Milenio, Reforma, El Financiero, SDP), reportaron que Morena ya encabezaba las preferencias electorales, de cara a la contienda presidencial del 2018. Miden únicamente el nombre del partido, sin las otras siglas que ya están muy posicionadas en el imaginario colectivo: AMLO.

Esta es la verdadera razón “de mercado” por la que el gobierno ha decidido postergar los gasolinazos anunciados desde el año pasado.

Este diferimiento también beneficia a Morena, porque es el partido que desde la aprobación de la reforma energética advirtió de estas alzas, exigiendo que no se aplicaran, y porque es la única organización política que ha sido constante en presentar una propuesta de política energética alternativa, centrada en la creación de más refinerías y en el suministro de energía barata, para uso industrial y doméstico.

Sin embargo, el dato duro de que Morena, un partido con apenas tres años de vida, ya esté arriba de todos los partidos exhibe otra realidad que vive el país: la crisis de la partidocracia.

Morena y su fundador AMLO son una opción “antisistema” (muy atractiva en tiempos de cólera ciudadana), pero dentro de las reglas del sistema. Esto explica en buena medida el rápido posicionamiento que ha tenido el partido, además, por supuesto, del liderazgo social de su creador y dirigente máximo.

En el primer año de vida (2015), Morena compitió exitosamente frente a sus vecinos ideológicos y excompañeros de alianza: PRD, PT y Convergencia. En el segundo año (2016): se colocó como segunda y tercera fuerza en la mayoría de las elecciones locales. Y en su tercer año (2017), es ya una opción competitiva para las gubernaturas del Estado de México, Nayarit y Coahuila, además de encabezar las preferencias presidenciales del próximo año.

La aceptación ciudadana de Morena contrasta con el celo, el coraje y la guerra sucia que ha reeditado la élite política en su contra, por el legítimo temor a ser desplazados en el 2018. Estas reacciones, como los spots que PRI y PAN lanzaron al aire para denunciar que AMLO es un peligro para México y un manifestante que genera desempleo, lejos de minar su posicionamiento lo consolidaron. Sobre todo porque los partidos emisores del mensaje carecen de credibilidad. El PRI ha generado 6 millones de nuevos pobres sin cerrar una avenida y el PAN un millón de víctimas por su guerra contra las drogas. ¿Quién es el promotor del desempleo y quién el peligro para México?

Pero el dato más ilustrativo de la naturaleza competitiva o “torque” de Morena es el siguiente: todo este avance lo ha logrado con el uno por ciento del financiamiento público otorgado a los partidos políticos en los últimos 20 años.

Desde 1997 cuando se instituyó el financiamiento público hasta el presente año, los partidos políticos han recibido un total de 66 mil 295 millones de pesos de prerrogativas federales (www.ine.mx/archivos3/portal/histórico/recursos). Si consideramos las prerrogativas estatales, esta cifra rebasaría los 100 mil millones de pesos.

En 20 años el PRI ha recibido 18 mil 930 mdp, el PAN 16 mil 570, el PRD 10 mil 381, y así sucesivamente.

En tres años, Morena ha recibido 879 mdp. Si consideramos que una tercera parte lo destina a las universidades y programas sociales, tenemos que las prerrogativas gastadas por Morena serían del orden de 660 mdp. Es decir, el uno por ciento de lo que la partidocracia ha gastado en dos décadas.

El avance de Morena en pocos años y con pocos recursos es corrosivo para la partidocracia, porque demuestra que no se requiere un financiamiento público cuantioso e insultante para ser competitivo y ganar elecciones.

En lugar de celos, envidia y coraje, esto debería de causar vergüenza, rubor y pena a la clase política dominante.

ricardomonreala@yahoo.com.mx Twitter: @ricardomonreala

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