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Visita de Angela Merkel

Martha Chapa

Una y otra vez se ha insistido en la necesidad de que México amplíe sus vínculos de comercio internacional más allá de Estados Unidos pues no resulta conveniente ni sano depender de manera casi exclusiva de un solo socio comercial.
Ni siquiera es necesario argumentar demasiado al respecto pues los riesgos y desventajas inherentes a una situación de ese tipo se han hecho más que evidentes en nuestros días como consecuencia de la loca gestión del señor Trump en la nación vecina.
Por eso nos debe alentar el muy relevante encuentro que sostuvieron hace unos días en nuestro país la canciller de Alemania Angela Merkel y el presidente Enrique Peña Nieto, al lado de destacados empresarios de ambos países.
Venturosamente el tema central fue el compromiso mutuo de defender el libre comercio y garantizar las inversiones extranjeras, decisión que contrasta con la política proteccionista del actual presidente estadounidense.
La visita de Merkel, mujer sensible, lúcida y visionaria, trajo acuerdos positivos, lo mismo en materia de inversiones que en el ámbito de la generación de empleos. Y algo muy importante en un aspecto que cada día nos impone más este mundo global: el uso de nuevas tecnologías, lo que necesariamente tiene que vincularse con la educación media y superior de las nuevas generaciones, pues sólo así tendrán posibilidades de insertarse en el mundo laboral de manera ventajosa y perdurable.
También se hizo énfasis en el Año Dual México-Alemania que acaba de concluir y su exitoso desarrollo que abarcó a 53 ciudades con el tema de la Alianza para el futuro en los campos de la ciencia, innovación, educación, cultura, sustentabilidad y movilidad hasta sumar más de mil trescientas actividades.
Asimismo, resultó muy estimulante atestiguar que, a diferencia de la política de cerrazón de fronteras y levantamiento de muros en Estados Unidos, ambos mandatarios coincidieron en que ese no es el camino para resolver el problema de la migración y la seguridad. En todo caso, señalaron, se debe apuntar hacia el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas y la ampliación de oportunidades en cada país.
Y qué decir del medio ambiente, ahora que el gobierno de Estados Unidos acaba de tomar la insensata e irresponsable decisión de retirarse del Acuerdo de París. En oposición a este acto necio y criminal, México y Alemania a ampliarán los lazos de cooperación e intercambio para sumarse a la gran cruzada ecológica mundial a fin de reducir el calentamiento global, además de otras acciones ambientales dentro y fuera de sus fronteras.
Así que fuimos testigos de un encuentro amistoso, benéfico y de trascendencia, que de entrada arroja muy buenos resultados, como el hecho de que en 2018 México será el país invitado en la Feria Industrial de Hannover, la más importante de este tipo en el mundo.
Y si se trata de los derechos humanos, debemos sentirnos optimistas porque en la reciente visita de la canciller alemana también se abrió la discusión sobre el tema. Angela Merkel escuchó a diversas organizaciones de la sociedad civil e hizo un reconocimiento a su trabajo, además de manifestar su convicción de que debe apuntalarse el respeto a los derechos humanos y la libertad de prensa, a la vez que ofreció su ayuda en el combate a la delincuencia organizada.
México y Alemania pusieron un ejemplo de respeto y pluralidad en un encuentro mediado por la transparencia y la cordialidad. Una reunión sin disimulos ni evasión de la realidad mexicana prevaleciente, donde tuvo una presencia latente nuestro país vecino, envuelto en contradicciones, anuncios erráticos e indecisiones que afectan no sólo la relación con México, sino que tienen consecuencias de alcance continental y mundial.

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