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SEPTIEMBRE NEGRO
MAL Y DE MALAS
José de Jesús Reyes Ruiz

Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

Pasaba de la una de la tarde y me disponía a terminar la lectura de los periódicos que acostumbro a consultar vía internet en el plano local y nacional, para como todos los martes dedicarme a escribir algunas reflexiones para el semanario de El Nopal, como lo hago ya desde hace más de una década.

En esos momentos me interrumpió mi hijo comunicándome que había temblado fuerte en la ciudad de México, creí que se confundía ya que hoy es la conmemoración del trágico sismo de 1985 y todos sabíamos que iba a realizarse un simulacro mayor por la mañana, supuse que este sería el caso pero me aseguro que no que realmente había temblado, que se trataba de un sismo de 7.1 en la escala de Richter y que había lesionado en forma importante la gran ciudad, aun con la duda me decidí a encender el televisor cosa que rara vez hacemos al menos para ver y sufrir un juego de los Pumas, nuestro equipo – que actualmente ocupa el último lugar – o bien los partidos de la temporada que ya se ha iniciado de Fut Bol Americano.

Para el colmo de los males, el único canal que tenía – en ese momento – una cobertura amplia era Televisa y para nosotros ver esa televisora significa algo así como un pecado mortal que después habrá que confesar y obtener como penitencia mil y un rezos difíciles de cumplir. Pero no había manera de hacerlo diferente y con esas imágenes y algunas otras de Imagen, de Televisión Azteca etc. Comenzamos a ver la magnitud del desastre y comenzó a invadirnos una profunda tristeza.

Parece que este mes varias noticias nos han desencadenado este mismo sentimiento, hace apenas 12 días un temblor de gran magnitud de 8.2 en en la escala de Richter había sacudido el sur de nuestro país predominantemente Chiapas y Oaxaca con un saldo conocido de un centenar de muertos y poblaciones completamente destruidas, principalmente la hermosa Juchitán en Chiapas. Como olvidar la imagen de un joven que escala los escombros que quedaron de la mitad del palacio municipal de aquella entidad para instalar una bandera mexicana como diciéndole al mundo, estamos vivos saldremos adelante.

Pero hace algunos momentos alguien muy cercano a mí me pregunto si no estaríamos presenciando el fin del mundo. Y aquí, en estas tierras donde supuestamente no pasa nada, la realidad es que si pasa y mucho, y aunque ya nos hemos acostumbrado a encontrarnos con la noticia de 5 nuevos muertos todos los malditos días, aquí en Guadalupe, en Fresnillo, o en la ciudad capital o en alguna otra parte del estado, secuestros reportados que se multiplican exponencialmente con los no reportados, fosas clandestinas donde se encuentran cadáveres de aquellos que cayeron bajo una violencia que ya no pone distinción entre clases ni mucho menos entre géneros, pero que al asesinar a una mujer encuentran un pacer mayor por muchas razones que convierte estos asesinatos – feminicidios es la palabra – en algo más atroz y más reprobable.

Apenas hace una semana que fuimos entre todos los estados de la republica “premiados” con el segundo lugar como estado más violento y en consecuencia más inseguro solo por debajo de Baja California Sur, pero por arriba de lugares como Guerrero, Veracruz y el propio Estado de México. Esto nos tendría que dar una idea clara de la magnitud del problema, y mientras fuimos vapuleados por una serie de servidores públicos, muy malitos por cierto con informes de su desempeño, tuvimos que tragarnos a la fuerza mantas, comerciales en radio y televisión, y en los medios de alcaldes, legisladores y del propio gobernador comentando – claro está – puras cosas positivas, estos señores dedicados a la cosa pública por cierto no tienen una pizca de autocrítica, pero que podíamos esperar, que salieran a decir lo mal que están las cosas, las dificultades que han encontrado para intentar ejercer un buen gobierno.

Y es que los señores no saben nada de la historia, por que bien podrían darse cuenta de lo que subieron los puntos de aceptación de J. F. Kennedy cuando salió en la televisión nacional culpándose del desastre de la invasión de Bahía de Cochinos y señalando que la responsabilidad era solamente suya, y; en esta autocritica baso de ahí en adelante el apoyo y la admiración de la gran mayoría del pueblo norteamericano.

Aun y cuando todos los días nos enteramos a través de los medios de asesinatos tanto en el plano local como en el nacional, con todo y que estamos profundamente acostumbrados a ello, en algunas ocasiones nos mueven totalmente el piso y nos producen un profundo dolor, una profunda sensación de perdida, como fue el caso de Mara joven de apenas 19 años de edad que desapareció después de tomar un trasporte aparentemente seguro camino a casa en la Ciudad de Puebla, siendo primero secuestrada, después utilizada sexualmente y finalmente asesinada y tirada en alguna barranca, y cuando se encontró el cadáver este hecho conmovió como pocos la tranquilidad de los mexicanos en todas las regiones del país, tan lo hiso que unos días más tarde salieron a manifestarse miles de personas que nunca la conocieron en 10 entidades diferentes de este país de agachados y pasivos que pocas veces se inconforma aunque vean su camino – y su destino - hacia el mismo precipicio.

También se conmemora un aniversario más de la desaparición de 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa y la verdad histórica es una verdadera burla para la ciudadanía harta ya de que quieran ver la cara e insistan en darle atole con el dedo. Las autoridades saben bien lo que paso en una colaboración sin precedentes entre las policías municipales con el crimen organizado con la presencia pasiva – o para cubrir la evidencia - de la Policía Federal con la mirada complaciente del ejército. Y– claro – las ordenes de altos funcionarios – “hasta que nivel, lo ignoramos por el momento” donde nada se quemo en los basureros de Cocula sino seguramente después de darse cuenta que se les paso la mano – posiblemente a manos de la delincuencia organizada – los cadáveres fueron recuperados por el ejército mexicano e incinerados en el cuartel que ha permanecido cerrado para cualquier tipo de investigación.

Y si a todo ello le sumamos la enorme corrupción y la impunidad complaciente que se manifiesta en personajes como Lozoya acusado por corrupción por la corruptora misma en el caso de Oderbrecht en donde se le entregaron 10 millones y medio de dólares de los cuales posiblemente 4 fueron a parar a la campaña de Peña Nieto. Cuando vemos el enorme recorte al presupuesto y nos percatamos que los gobiernos anteriores se han hecho de presupuestos multimillonarios gracias a incrementar exponencialmente la deuda. Cuando recordamos que Felipe Calderón – que tendría que estar en la cárcel – por sus corruptelas y las de su gente - en vez de ello hace pactos con Peña Nieto para impulsar a su esposa Margarita que sin ningún mérito y sin ningún puesto serio en la función pública fuera de regalos legislativos por la vía plurinominal, y de haber sido primera dama de bajo perfil y prácticamente sin oficio ni beneficio. Aun así se siente con méritos - ¿Cuáles? – para competir por el regreso de esta pareja dispareja a los pinos, haiga de ser como haiga de ser.

El Sr. Peña y Calderón hacen alianzas para atacar al nuevo opositor que crese en el horizonte, y a su creador el niño maravilla – otro corruptazo de nueve suelas – al que se le han descubierto mil y una triquiñuelas, la ultima la de vender unos terrenos industriales a una compañía fantasma que tiene como domicilio fiscal un terreno baldío. Que es que no sabe este señor que esto puede enmarcarse como un delito de lavado de dinero, y es claramente punible por la ley.

Esto y otras de sus corruptelas están ahí a la vista de todos los mexicanos, y claro han sido exhibidas por un medio cuyo presidente se caracteriza por ser otro gran corrupto como lo aseguraba el gran Julio Sherer, el Sr. Elay Ortiz es un soldado del PRI como lo fue en su tiempo el Tigre Azcárraga, y su periódico siempre está al servicio de lo que diga el gobernante en turno, y claro; obteniendo por ello grandes beneficios.

A esto habría que sumar los recortes que están programados para el próximo año en el presupuesto de egresos presentado ante la Cámara de Diputados por el gobierno federal, 5 % en Salud y educación, 15% en los recursos al CONACYT, 10% en recorte para cultura y así con todo lo importante. Pero claro un porcentaje importante al pago solo de los intereses de la deuda que con el señor de los Pinos creció en 3.5 billones de pesos, de la misma forma que lo hizo con Calderón, es decir los tres últimos sexenios que suponían no utilizarían la deuda como lo haría el populista de AMLO de haber llegado al poder, endeudaron a nuestro país hasta las alturas de los 10 billones de pesos (10 mil millones de millones) alcanzando el ya peligroso 5% del producto interno bruto.

Así o más negro ha sido este mes patrio que por favor ya queremos que termine.

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