Sabino Luevano
INTELECTUALES ORGÁNICOS DE LA CORRUPCIÓN
Antonio Gramci, en su obra La formación de los intelectuales (1963), crea el conocido concepto de “intelectual orgánico.” Lo revolucionario de este concepto es que ensanchó el campo semántico de lo que se entendía por intelectual; alguien con una formación escolar o semi-profesional, los llamados “hombres de letras,” profesores, filósofos etc. Para Gramci en realidad cada clase social tiene sus propios intelectuales.
En México, desde Salinas, hubo un silencioso golpe de Estado intelectual en el que las clases altas impusieron a sus sabios: los economistas formados en el ITAM y en universidades Ivy League de Estados Unidos. Desde entonces todos los secretarios de economía y de hacienda tienen el mismo perfil, la misma formación y las mismas ideas. A diferencia de los países europeos, los economistas mexicanos de derecha consideran esencial irse a Estados Unidos a aprender el credo neoliberal. Por supuesto que la trampa ha consistido en vender el neoliberalismo como “ciencia,” como “economía clásica” y no como medidas derechistas.
Con la reciente e inusitada denuncia del actual gobernador de Chihuahua (2018), Javier Corral, se puse de manifiesto el control que la capa intelectual del neoliberalismo ejerce sobre los recursos públicos del país. Con Salinas nos vendieron el cuento de que, debido a sus credenciales académicas, tenían derecho de exclusividad a administrar el país. Articularon bien su discurso, nos dieron números, gráficas, nos impresionaron y sin embargo, en términos éticos, muchos de ellos comparten la misma falta de principios que la familia Salinas. En este sentido, se convirtieron en los intelectuales de la corrupción; los consejeros, los administradores, los organizadores que susurran al oído de los capos políticos. Su poder es tal que antes que el presidente, fue Luís Videgaray quien destapara a Meade, otros dos personajes del ITAM. Otros dos intelectuales orgánicos de la corrupción.