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Justo reconocimiento a una gran mujer
Martha Chapa
Cuando me referí, en una de mis colaboraciones recientes, al Día Internacional de la Mujer, sostuve que no podía empezar y concluir en 24 horas como una efímera conmemoración respecto a lo que ha significado, significa y significará nuestra presencia en la vida de México.
Porque, digo yo, todos los días debemos tener presente nuestra lucha y la exigencia de nuestros derechos, el ejercicio de las libertades que nos pertenecen, la participación en cada una en las trincheras que ocupamos.
Con ese ánimo, menciono hoy a una ameritada mujer: María Elena Chapa Hernández, tan cercana a mí no sólo por la vía del parentesco y el paisanaje, sino también, y sobre todo, por sus notables luchas en favor de la equidad de género.
María Elena cuenta con una extensa y destacada trayectoria política y profesional en las instituciones y dentro de la sociedad misma, sustentada en una serie de acciones e iniciativas en pro de los derechos humanos. Lo mismo al frente del Instituto Nacional de las Mujeres de Nuevo León, que como diputada o senadora; además, ha encabezado movimientos en el seno de la sociedad civil.
Hace unos días –justo el 8 de marzo–, María Elena recibió, con toda justicia, la distinción “Elvia Carrillo Puerto”, que otorga el Senado de la República a través de la Comisión de Equidad y Género, en reconocimiento a sus múltiples esfuerzos, logros y méritos en pro de las mujeres mexicanas.
Cabe recordar que Elvia Carrillo Puerto, nacida en 1878 en Yucatán, fue una mujer de vanguardia, valiente y lúcida, cuyas invaluables luchas derivaron en importantes conquistas sociales, como el reconocimiento al voto de la mujer, que hasta 1953 estuvo vedado injustificadamente para nosotras. Elvia y su hermano, el prócer –gobernador de su estado– Felipe Carrillo Puerto, pasaron a la historia de México como baluartes en el plano educativo, social y de la política en el mejor sentido del término; es decir, al servicio de las más justas causas ciudadanas.
Elvia fundó en 1912 la primera organización femenina de campesinas a fin de que a las mujeres jefas de familia se les garantizaran los mismos derechos que a los hombres en la distribución de tierras. En la década de los veinte fue electa diputada municipal, cargo desde el que propugnó la necesaria y libre presencia y participación de la mujer, y se opuso a cualquier forma de discriminación. Luego del asesinato de su hermano Felipe, gobernador del estado, debió renunciar a su cargo y emigrar hacia la capital del país, desde donde continuó luchando durante toda su larga vida por los derechos de la mujer, de las indígenas y campesinas mayas y de las obreras mexicanas.
El galardón “Elvia Carrillo Puerto” fue instituido por el Senado de la República para homenajear a mujeres que hayan incidido y destacado en la lucha cultural, política y económica en favor de los derechos humanos de las mujeres y de la igualdad de género. Así que ya se imaginarán que me dio enorme gusto que la presea que lleva el nombre de esa destacada feminista y sufragista, y que se otorgó por quinto año consecutivo, tuviera una digna destinataria en María Elena Chapa.
En su intervención en la ceremonia de entrega, esta mujer de extensa y fructífera trayectoria, feminista de larga data y promotora de instituciones a favor de la equidad de género, analizó la situación de la mujer en nuestros días. Desde luego, resaltó y condenó la violencia contra nosotras y las desigualdades que todavía padecemos. Se refirió al relevo generacional que tendrá que venir, en la certeza de que todas las mexicanas encuentren una sociedad en verdad tolerante, igualitaria, justa, libertaria y plena. Además, se pronunció por garantizar la equidad de género en el próximo gabinete del gobierno federal. Palabras sensibles y visionarias las suyas, no exentas de amenidad y simpatía, muy de ella, mi tan querida y admirada prima María Elena.
Por razones de espacio no voy a dar mayor detalle del brillante discurso de esta mujer admirable, docente normalista y licenciada en Filosofía, con maestría en Recursos Humanos, quien ha sido legisladora federal en tres ocasiones. Valga cerrar mi colaboración de hoy con lo que María Elena Chapa dijo que le basta para su vida: retomando palabras de Simone de Beauvoir, señaló que sólo se necesita que ella y el resto de las mujeres tengamos libertad, derechos e igualdad.

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