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Tiempos políticos

Sabino Luevano
El panorama político mexicano actual está lleno de claroscuros y malos entendidos. Muchos mexicanos que votarán por AMLO reprochan al PAN haber tenido ya dos oportunidades y “no haber hecho nada”. Si analizamos el triunfo de Fox y Calderón más de cerca, nos podemos dar cuenta que tuvimos presidentes panistas pero un congreso e instituciones priistas, de tal forma que ambos presidentes estuvieron con las manos amarradas. Por ejemplo, durante la llamada “guerra contra las drogas”, a nivel estatal y municipal no se siguieron las recomendaciones del ejecutivo. Hoy en día, después de 12 años de guerra, seguimos teniendo policías, jueces y fiscalías corruptos.
La mal llamada transición democrática en realidad acaba de empezar. Y después de 3 sexenios, avanza a paso de tortuga. No podemos llamar al simple triunfo de un presidente de “oposición”, en una estructura política amañada, una “transición”. La transición no es un evento, sino un proceso largo y tedioso. En realidad ni siquiera existe una oposición real, sino más bien rebeldes dentro del sistema. MORENA, por ejemplo, sólo de nombre es un partido nuevo, porque sus militantes provienen de los otros partidos políticos, especialmente del PRD, que a su vez es la ruptura de izquierda que emanó del PRI.
Si gana López Obrador o Anaya la presidencia de la república, será un momento diferente en el proceso de transición. Al parecer, ambos son odiados por el PRI, aunque es de esperar que López Obrador lo sea mucho más. No sucederán milagros si gane quien gane, pero habrá una oportunidad para concretizar algunas reformas, como la anti-corrupción. Si en el Cono Sur la izquierda no hizo gran cosa, cuya tradición es mucho más seria, no esperemos que con MORENA ocurra “la gran transformación”. Repito: estos planes no son eventos espontáneos, sino procesos largos y complicados.
Si gana López Obrador, presenciaremos el cierre del primer momento de la transición democrática; un momento imperfecto, plagado de errores y también de algunos aciertos. Por primera vez hay varios gobernadores corruptos tras las rejas. Esto es inusual en la historia de México y es un acierto. El segundo momento vendrá después, cuando termine la presidencia de Obrador. Si es un patriota, como afirma constantemente, en lugar de afianzar a su partido, lo que debe hacer es afianzar las instituciones; hacer de las fiscalías y los ministerios públicos organismos autónomos, profesionalizar las policías en todos los niveles, darle un marco legal justo al ejército para actuar, revisar algunas reformas, como la educativa, eliminar el fuero etc. Por supuesto que lo único que podrá hacer el presidente será mandar las propuestas al congreso. Y si MORENA no logra obtener mayoría, lo más probable es que tengamos, otra vez, un presidente con las manos atadas. En ese caso, el escenario se pinta complicado: los ciudadanos están hartos y nuestra recién parida democracia puede contraer una infección mortal si la clase política no se comporta con un mínimo de decoro.

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