Divagaciones de la Manzana
Fiestas patrias
Martha Chapa
Si bien las fiestas patrias llegaron a su cúspide con la ceremonia tradicional del Grito de Independencia, todavía se extenderán a lo largo del mes de septiembre con reminiscencias especialmente de nuestra cultura popular.
En ese contexto, quiero mencionar como las mujeres han cobrado una mayor presencia en sus más diversas manifestaciones septembrinas.
Ahora vemos en los puestos portátiles de banderitas y arreglos tricolores, más mujeres al frente con evidentes habilidades negociadoras para obtener recursos y canalizarlos al bienestar de su familia, a pesar de que nuestras tradiciones hoy parecen menguar, y por ende una baja en las venta de estos artículos. Obviamente que me inconformo a que se vean reducidas al subempleo y a tan exiguas ganancias, pero simplemente lo anotó como un rasgo de nuestros días.
Por igual, cientos de mujeres en las plazas públicas protagonizan la vendimia con la profusión de sabores propios de la temporada, que van desde los crujientes buñuelos, pambazos enchilados en rojo, o pozole tricolor, según la variedad que escojamos, hasta los refinados y suculentos chiles en nogada. Una realidad de nuestro tiempo que me lleva a evocar aquel movimiento que iniciara una ameritada mujer, Josefina Velázquez de León, para alentar a las mujeres a que abrieran su propio negocio de comida y alcanzar su independencia económica.
Si miramos hacia los medios de comunicación, comprobamos también que en los programas especiales que se produjeron para estas fechas conmemorativas, aparecen y predominan mujeres quienes ubicadas en las diferentes entidades federativas daban cuenta de esas ceremonias del grito y la participación de los gobernadores correspondientes.
Al igual, en materia de seguridad pública podemos decir que fueron muchas las mujeres que estuvieron vigilando y resguardando la afluencia masiva de personas hacia el zócalo.
Y qué decir de la escolta que apareció minutos antes de que el Presidente de la República se dirigiera al balcón central de Palacio, integrada por mujeres que portaban y escudaban el lábaro patrio con una marcialidad, disciplina y elegancia, que a todos y todas nos conmovió y enalteció.
Todo en conjunto, me parece en alguna medida celebratorio y atestiguar como la mujer va avanzado y está presente en los más diversos espacios donde antes estábamos acostumbrados sólo a ver la presencia masculina. En todo caso, un dato que incorporo gozosamente al ritual patrio, aunque conciente a la vez de lo tanto que nos falta avanzar para que se acabe esa violencia inaceptable que todavía se ejerce en contra en muchas de nosotras, dentro y fuera del hogar. Y claro que queremos ver a todas las mujeres, sin excepción, en las escuelas y universidades, así como con empleos dignos y remunerativos. Y que por igual, entendamos que todos los días son de la patria y todos los días hay que dar testimonios en su favor a fin de alcanzar ese México que soñamos con paz, libertades, prosperidad, justicia, equidad social, económica y política.
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