Con timidez, el Morena se deshizo de la Comisión de Cultura y Cinematografía
Quito del Real
El día de ayer, lunes 2 de septiembre, en San Lázaro, los diputados llegaron a un acuerdo preliminar para el reparto de las Comisiones Ordinarias. Y aunque usted no lo crea, al Partido Encuentro Social (PES), surgido con militantes cristianos evangelistas, opositor permanente a l derecho a decidir y el derecho a las comunidades LGBT+, le fue a todo dar con la rueda de la fortuna y presidirá la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados.
Aquí no se vale decir que a todas las formaciones políticas que concurren en la Cámara de Diputados les es posible ocupar la cabecera de esta Comisión. Al menos no en estos momentos, signados por la conformación del futuro gobierno que venció en las pasadas elecciones a las resmas del pasado. Lo que se ve es que el Morena, partido hegemónico de esta Cámara, desatapó algo que a estas alturas ya es imposible ocultar y que demuestra su inconsecuencia: no le es importante la cultura.
En efecto, el Morena, a través de los últimos tres meses viene dando pasos en falso, no por olvido o negligencia, sino porque su partido, constituido por personajes de distintas cazuelas ideológicas, y con una revoltura que no da crédito y que da vómito soñar, llegó al poder sin haber definido puntualmente qué es lo que quiere hacer en la cultura: cómo rescatarla, recuperarla, sacudirla, etc.
Al contrario, se ve pusilánime en un asunto importante. A ellos el tema de la cultura les parece un tema subsidiario, no lo consideran interesante para echar toda la leña al asador, con el objeto de presidir la Comisión de Cultura y Cinematografía.
Por favor, que los morenistas no nos vengan a decir que eso no tiene importancia. Como hemos comprobado, a ellos les chupan más su atención los enjuagues en lo oscurito con el señor Alfonso Romo, futuro capo de tutti capi del gobierno de Andrés Manuel. Y, en virtud de observar a la cultura como tema menor, no tienen objeción para utilizar esta Comisión de la Cámara de Diputados para manejar la posición como moneda de cambio, como objeto de negociación con el partido que se avenga a favor de las necesidades del Morena, sin tener que arrugar sus vestiduras.
Que no nos vengan a decir que este asunto no es grave, porque el PES es un partido liberal, ajeno a las sutilezas religiosas con que los padrecitos o líderes espirituales se oponen a las demandas y movilizaciones populares a favor de la defensa de nuestra cultura. Este asunto, en verdad, calienta, más que nada por el descuido, o acaso la ignorancia y lejanía, de los morenistas para estar a la cabeza de las posiciones que representan la calidad de las luchas callejeras de las mujeres, los jóvenes y la ciudadanía. Para ellos defender el tema de la cultura no vale una misa, pero sí una oportunidad para mantener rentada la posición y negociar, acaso ignorar, ausentes de la titularidad, cualquier propuesta genuina que salga de la profundidad ciudadana.
Estos cuates del Morena la regaron. Este asunto aparentemente sencillo nos revela una tendencia que cristaliza paulatinamente en su interior: decidir las cosas con abulia, acaso por la ignorancia supina de la mayoría de sus integrantes o porque, simplemente les vale poco.
Ojo: la sacudida que le dieron a Paco Ignacio Taibo II, al retirarlo de sus intenciones de ocupar la secretaría de Cultura de la CdMx en el futuro gobierno de Claudia Scheinbaum, gracias a que su personalidad, inquieta y radical, saca de sus casillas de privilegio a Don Alfonso Romo, también demuestra que el Morena no está interesado en defender a nadie, ni a nada, referente a la cultura. ¿Por qué? Porque no le importa.
O lo que es lo mismo, seguiremos sin un programa de cultura integral, sólido y propositivo; abierto, incluyente y rescatador; popular, autogestivo, alegre y de buen gusto, gracias a la pachorra morenista.