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El Estado profundo

Sabino Luevano

Una máxima sociológica de izquierda es que el entorno social influye sobremanera en la conducta de los individuos. Una máxima sociológica neo-lieberal, es que los individuos tienen capacidad de elegir y construir su futuro y no están completamente determinados por su entorno.
Por lo visto, López Obrador se adscribe a la primera postura. Recientemente, ante la tragedia de una explosión de un ducto de PEMEX que causó la muerte de decenas de personas que estaban extrayendo combustible de forma ilegal, volvió a repetir lo siempre dice: que el pueblo es bueno, que ha sido abandonado por el Estado y que él no utilizará la fuerza para resolver los problemas, sino que atacará las causas. Es una postura diferente a las pasadas administraciones, donde parece que se atacó el problema del narcotráfico bajo la postura neoliberal. Si los individuos eran responsables de sus acciones, entonces simplemente había que atacar a los narcotraficantes. Sin embargo, en las administraciones de Calderón y Peña Nieto, nunca se persiguió el narcotráfico profundo: esa red oculta compuesta de funcionarios públicos, militares, policías y hombre de negocios que funcionan como la materia gris, como el bosón de higgs que posibilita el crimen organizado.
Ahora López Obrador llega con una estrategia diferente pero que, en el fondo, tampoco resuelve el problema. Habrá mayor presencia de Estado benefactor a grupos sociales vulnerables, lo cual se aplaudo, pero el bosón de Higgs sigue intacto. Se decidió combatir el robo de combustibles con una estrategia blanda y equivocada: cerrar los ductos, lo cual ocasionó caos y pérdidas económicas millonarios en varios estados del centro de México. Es cierto que se redujo, OBVIAMENTE, el robo de combustible. Pero si las pérdidas económicas de los negocios fueron mayores a lo que se ahorró, entonces estamos hablando de una estrategia falaz. Si constantemente López Obrador afirma que gran parte del robo de combustible se debe a grupos y personajes mafiosos dentro de la misma empresa, lo que se debe hacer son investigaciones policiales serias y comenzar a apresar a todos los responsables mayores. No basta con detener a 800 huachicoleros menores. Hay que ir por los capos grandes, cuyos nombres muchos mexicanos ya conocemos. Todavía no sabemos qué ruta continuará Obrador. ¿Dejará intacto el bosón de Higgs con parches asistencialistas? ¿O su administración hará amabas cosas: inversión social y profundización del Estado de derecho? Por la forma como se ha implementado la estrategia contra el robo de combustible, parece que el bosón de Higgs, nuevamente, quedará intacto. Ojalá y me equivoque y pronto caiga algún pez gordo de la mafia del huachicol.
Por lo pronto, es necesario revisar tanto la sociología neoliberal como la sociología chaira. Queridos chairos: la sociedad y el Estado no tienen la culpa de todos los delitos que comente un individuo. Queridos derechillos: las decisiones personales nunca son enteramente personales, sino que dependen hasta cierto punto de un contexto social. No podemos decir, como dice el presidente, que el pueblo delinque porque se le ha descuidado. Esto no es completamente cierto. Boliva es un país mucho más pobre que México y no tiene esos niveles de delincuencia. En España el desempleo llegó a ser del 40% y los jóvenes no formaron bandas criminales. El crimen en México ha evolucionado de una forma tan compleja, que ni la izquierda ni la derecha parecen comprenderlo. Se entiende que una persona que no tiene que comer, robe, ¿pero y la violación, y el feminicidio, el tráfico de órganos, la pedofilia? Son muchos los factores que crean las condiciones propicias para que florezca el crimen, no sólo la pobreza. En el caso de México, la evolución del crimen no se podría entender sin mencionar la implosión del Estado de derecho. Combinemos marginación, falta de educación, hacinamiento urbano y ausencia de la ley, y tendremos lugares como el Estado de México.  El gran reto político, desde la llamada transición neoliberal, es crear un Estado que funcione y que avasalle al Estado profundo, al bosón de Higgs criminal que controla amplios sectores de la sociedad mexicana. No sólo una mafia en el poder, son varias, pero todas unidas por la ilegalidad y el crimen, y donde intervienen todas las clases sociales. Para resolver el problema del huachicol, hay que empezar por transformar de forma radical a PEMEX: sacudir todas sus estructuras, desde el sindicato hasta la burocracia y los contratistas. O sea al pueblo, a la clase media y a la burguesía: ¿se podrá?

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