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Dr. Ricardo Monreal A.

El regreso de la ética y la moral

En la segunda mitad del siglo XX, en el marco de importantes reflexiones sociológicas y filosóficas, se trabajó en una línea de pensamiento conocida como posmodernismo. En esta corriente se puso énfasis en la situación ontológica del sujeto a nivel individual y colectivo, inmersos en la dinámica del capital; las discusiones giraron en torno al desarrollo del capital, de su impacto en la construcción individual de los sujetos, así como en el cambio sustancial reflejado en las relaciones intersubjetivas, ante el avasallante avance del capitalismo en todas las esferas de la vida social.

Es así que pensadores de esta corriente, como el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, identificaron elementos importantes en el desarrollo de la sociedad capitalista contemporánea. Para Bauman, el desarrollo del capitalismo y su inserción en la vida cotidiana derivaron en la conformación de lo que él denominó como la modernidad líquida; en ella, permea por encima de toda la estructura social un inusitado individualismo.

De la misma manera que en el mercado se organiza la producción de bienes desechables, poco duraderos, en las relaciones sociales deja de existir el sentido esencial del carácter comunitario o del bien común —que es duradero en sí mismo—, para dar paso a la satisfacción individual como la apoteosis de toda actividad de la vida cotidiana.

El sujeto individual colocado en la cúspide de la vida en sociedad, ha orientado la búsqueda de la satisfacción personal por encima del bien común. Ya el filósofo francés Guy Debord hacía un análisis de la banalización del mundo moderno por medio de la mercantilización de los aspectos de la vida cotidiana, en los que el consumo juega un papel preponderante para el funcionamiento de la sociedad.

El problema de la imagen, tal como lo percibe Debord, se circunscribe en la necesidad inmersa en la sociedad de consumo de mostrar al sujeto por encima de toda relación social, y que éste se apropie del papel que se le otorga como el centro de todo cuanto ocurre a su alrededor.

La dinámica individualista de la sociedad contemporánea, es una condición a priori en la formación del sujeto de la época actual. Esto lo podemos verificar en la educación que, en la vida cotidiana, se le brinda a la persona en formación; por lo general, los procesos de enseñanza y aprendizaje, tanto en el ámbito de la educación formal como de la no formal, empujan al sujeto desde pequeño a lograr el desarrollo individual o el éxito personal, y este triunfo será la consecuencia de un esfuerzo individual, el cual se verá reflejado en el grado de estudios que logre alcanzar, el tipo de empleo que consiga, el lugar en donde viva, el atuendo que vista, el automóvil que conduzca, los lugares que frecuente, entre otros muchos aspectos de aspiraciones individuales relacionados con la noción de éxito contemporánea.

La liquidez conceptualizada por Bauman en las relaciones sociales conduce a la construcción de relaciones intersubjetivas efímeras, en las que se privilegia la satisfacción individual por encima del desarrollo común.

Tan arraigado está en nuestro país este esquema de comportamiento que, en las más altas cúpulas del poder económico y político, se había instalado una élite individualista, la cual había buscado la manera de enriquecerse a toda costa, pasando completamente por alto el Estado de derecho, alejándose diametralmente del bienestar común, y dejando en el camino un rastro de miseria y pauperización para la mayoría de la población.

El deseo a ultranza por el éxito individual permitió que en México se alimentara la corrupción para mantener el statu quo, hacerlo inamovible, y garantizar la permanencia de los privilegios de unos cuantos mediante el poder público. Sin embargo, no sólo la élite que gobernó nuestro país durante décadas está preocupada por mantenerse en la cúspide de la pirámide social; lo mismo se puede apreciar en el comportamiento que muchos ciudadanos de a pie reproducen en la vida cotidiana: el bienestar individual por encima del bienestar colectivo.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador recuperó un texto muy importante realizado por el notable intelectual mexicano Alfonso Reyes, intitulado Cartilla moral. Con esta obra de carácter humanista, que será repartida entre los beneficiarios de distintos programas sociales, se busca promover nuevamente la ética y la prevalencia de una moral —laica, en este sentido; en ninguna manera dogmática— para concientizar a población acerca de la necesidad urgente de cambiar la visión individualista que ha promovido e impulsado el comportamiento de buena parte de la sociedad y aún más en esferas institucionales del servicio público de nuestro país.

Rescatar el valor del bien común es necesario, si se quiere cambiar de fondo la situación de corrupción e impunidad que tanto daña a la nación. Privilegiar la búsqueda del desarrollo social en conjunto es indispensable, si aspiramos a llegar a ser una sociedad más tolerante e incluyente, y más justa en todos los aspectos posibles.

El ejercicio moral, de acuerdo con el texto, está por encima de convicciones o sentimientos individuales; no depende del juicio de una sola persona, sino de la colectividad y de las consecuencias de la acción individual en el resto de quienes integran una sociedad; la subsistencia de las relaciones sociales se debe en buena medida al respeto de la moral existente, al respeto de los códigos de comportamiento consensuados, no por individuos, sino por la comunidad, para la supervivencia colectiva.

No puede haber cultura de la legalidad ni vigencia del Estado de derecho, como elementos indispensables de un régimen jurídico garante de la protección individual y colectiva, si primeramente no se trabaja en reconocer y valorar el espíritu que preserva el fondo moral de la sociedad.

Quienes apostamos por la Cuarta Transformación tenemos claro que no será solamente por medio de la promulgación de leyes como se lograrán los cambios necesarios; debe haber una correspondencia significativa en la construcción de la vida en sociedad y un compromiso colectivo por respetar consensos indispensables para el desarrollo pacífico de la comunidad.

El regreso a la difusión de principios éticos y morales insoslayables no es una opción, es uno de los grandes pendientes históricos.

ricardomonreala@yahoo.com.mx Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA