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Jóvenes construyendo el futuro.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez
Partiremos de la premisa principal que es el nombre de la política pública para, a partir de ahí, ir analizando a groso modo la acción que se llevará a cabo por parte de gobierno federal.
En primer lugar, el nombre deja ver tres cosas, la primera que va dirigido a jóvenes, la segunda que esos jóvenes construirán algo y la tercera que ese algo será el futuro. Muy claro, podríamos afirmar, sin embargo de igual forma nacen varias preguntas, como por ejemplo ¿a cuáles jóvenes va dirigido? ¿qué van a construir? ¿quién definirá lo que deba ser construido?, ¿qué aportación hace esa construcción al futuro? y/o ¿al futuro de quién o de qué se refiere?
Lo lógico sería pensar que la iniciativa tiene sendas respuestas a esas y otras interrogantes más, sin embargo, no es así. No se trata ni de aceptar o rechazar a rajatabla todas las propuestas del presente sexenio, sino de ser objetivos en el análisis y verificar si es correcta la percepción de que esto es una cuarta transformación o es solo una política pública equivocada como muchas otras de éste y otros sexenios.
Los jóvenes a los que va dirigido el apoyo son jóvenes de entre 18 y 29 años de edad y el primer requisito es que no estudien y no trabajen. No tiene nada de malo apoyar a un sector de la población para que obtenga capacitación en el empleo, pero eso no es nada nuevo, ya en sexenios anteriores se daban becas para la capacitación en el empleo, la gran diferencia es que anteriormente se becaba a la persona cuando se le capacitaba para un empleo que ya existía, es decir, previo al inicio de su etapa laboral y ahora se les dará una beca a los que no estudian ni trabajan con la condición de que sigan sin estudiar ni trabajar. Anteriormente la beca era por tiempo determinado, el tiempo que durara la capacitación, y a ella seguía el empleo; ahora es también por tiempo determinado, un año, pero el joven no tiene claro si al término de ese año obtendrá el trabajo; bajo esa premisa, es una inversión de recursos a fondo perdido, porque los jóvenes obtendrán la capacitación pero no el empleo.
Ahora bien, otra situación que es preciso analizar es lo que van a “construir” esos jóvenes. Se les pide a las empresas o personas físicas que se inscriban en un padrón para poder recibir becarios, pueden ser personas físicas o morales y pueden tener cualquier giro económico lícito, prácticamente. Puede ser que mientras más amplio sea el campo de acción mayor oportunidad se genere pero, pareciera que no tienen claro el futuro que estaríamos construyendo al no definir sectores productivos a los cuales destinar los recursos.
Lo que nos lleva al siguiente punto es la parte del futuro de quien o cual futuro pretenden construir, pero parece que no hay claridad en ese punto, si no hay claridad en las áreas económicas a las que se quiere destinar el recurso es porque el futuro, como los poetas dicen, es algo incierto.
No negamos que los jóvenes necesitan apoyo, tampoco podemos ocultar la falta de oportunidades en el primer empleo o de espacios de educación superior para dar cabida a muchos jóvenes, pero tampoco podemos hacernos los ciegos ante una estrategia que solo generará deuda al país y que no tiene bien definidos los objetivos y las acciones, si se trata de repartir dinero solo por repartirlo, este es el mecanismo; pero si se trata de construir un mejor país, con mas desarrollo económico y mejores oportunidades de empleo, entonces apoyemos a los jóvenes para que estudien, para que se preparen en empleos formales o para que diversifiquen sus oportunidades en las áreas de desarrollo estratégico para el país y no se convierta en mero asistencialismo social.