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Salud juvenil.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez
Hace algunos días corrió la noticia en los medios de comunicación de la muerte de una joven futbolista, quien a la corta edad de 26 años padecía diabetes, sufrió de hipoglucemia lo que la llevó a la muerte.
Una joven deportista, talentosa, que jugaba en un equipo profesional, no dudamos que haya tenido la atención médica y alimenticia necesarias, sin embargo, eso no bastó para salvarle la vida.
Las enfermedades crónico – degenerativas en la juventud son cada vez mas frecuentes, la promoción de la práctica de algún deporte, así como la buena alimentación desde la infancia pueden ser, no la solución, pero si de gran ayuda para disminuir el riesgo de padecer dichas enfermedades.
Probablemente, iniciar estas líneas con el lamentable fallecimiento de la joven Diana González no es muy alentador para los jóvenes que padecen alguna enfermedad o que están a tiempo de cambiar sus hábitos alimenticios y de actividades físicas, pero si debe servir como ejemplo porque su enfermedad crónica no le impidió desarrollarse plenamente en la práctica de un deporte, hasta que su propia salud se lo permitió.
Las políticas públicas de promoción deportiva integrales deben iniciar desde las primeras etapas de formación infantil, las estancias infantiles, los preescolares, la primaria, secundaria y preparatoria deben tener estrategias perfectamente enfocadas al grupo de edad que motiven a los niños a realizar actividades físicas y a cuidar su alimentación.
También las Universidades deben promover, en consecuencia, que se sigan practicando deportes y realizando actividades físicas para que los jóvenes mantengan un nivel de salud óptimo, porque eso también beneficiará su desempeño escolar. Tan necesario es la actividad mental como física, tan importante es la buena alimentación para realizar ambas actividades.
En tal sentido, resulta fuertemente cuestionable que sean solo algunas cuantas universidades las que promuevan las actividades deportivas entre su alumnado, mas desafortunado que sean las instituciones privadas las que implementen programas de becas para los jóvenes talentos deportivos, mientas algunas universidades públicas, incluida la UAZ, tienen un grupo de promotores deportivos que, salvo honrosas excepciones, no tienen ni las características físicas ni la capacidad de implementar estrategias de promoción deportiva adecuada al nivel del alumnado, inclusive discriminando a algunos jugadores, obligándolos a buscar equipo en otras Unidades académicas o segregándolos de las actividades deportivas porque no son de su contentillo.
No podemos generalizar, sin embargo, cada quien habla de como le va en la feria, mientras vemos algunos promotores deportivos en algunas unidades que se esmeran en organizar torneos de diferentes deportes, promover la participación de todos los grupos en dichos torneos, incluyen ramas varoniles, femeniles y mixtos; otros tantos se vuelven golpeadores, pasivos, conformistas, selectivos, dejan de lado sus trabajo para someterse a la voluntad de la dirección o de la administración central, olvidando que su papel principal es la promoción de las actividades deportivas al interior de la Universidad y sus diversos planteles.
Debemos cuidar de manera integral a la juventud, no solo en lo académico, también en lo físico, así como en su alimentación. Eso sería lo óptimo, ver al deporte como un medio de esparcimiento que justifica consumir alcohol después de un partido es la degeneración de las políticas públicas deportivas. Las muertes de tantos jóvenes por enfermedades crónicas son un foco de alerta, al igual que las muertes por inseguridad, curiosamente, tanto unas como las otras pueden disminuir significativamente si motivamos la participación de los jóvenes en actividades deportivas.