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Combatir nepotismo con lo mismo.
Por: Juan Carlos Girón Enríquez

La Cámara de Senadores aprobó un proyecto de reforma a la ley orgánica del Poder Judicial Federal en el que se habla de muchas cosas malas que, al parecer de quien hace la propuesta, han ido mermando la justicia en nuestro país. Antes de hablar de quién lo propone y qué es lo que se propone, hablaremos del proyecto.
En la justificación se habla de el nepotismo, de cómo se han tejido redes familiares en el poder judicial, se habla de cómo se contrata personal en el poder judicial federal sin atender a los méritos profesionales de los aspirantes, de cómo el 51 % de los jueces y magistrados tienen al menos un familiar trabajando en su propio circuito.
A lo largo de toda la propuesta se habla de cómo se trafican influencias para que familiares y amigos de las personas que trabajan en el Poder Judicial Federal ingresen también a trabajar en diferentes áreas, se habla de corrupción, de manejo de plazas a conveniencia.
Se trata pues, de erradicar el peor de los males del Poder Judicial Federal, porque al parecer el gran problema que ahí se encuentra es que los familiares trabajen en el mismo centro de trabajo.
Muchos podrán estar de acuerdo con ese discurso, porque no hay nada peor que una persona llegue a ocupar un cargo sólo por ser hijo o hija de alguien, o esposa o esposo de alguien, o hermano o hermana de alguien. Esa parte del discurso se ve bien.
El problema toma una dimensión distinta cuando vemos quiénes firman la propuesta: Ricardo Monreal, Geovanna Bañuelos, Andrés Manuel López Obrador –entre otros–, pero nos centraremos en ellos por su activismo en el Estado y a nivel Federal.
Si ellos afirman que todos esos jueces y magistrados han tenido algo que ver, no muy legal según ellos, en que sus familiares por afinidad o consanguíneos trabajen en el Poder Judicial Federal, podemos inferir también que si algún familiar consanguíneo o por afinidad de los personajes señalados en los párrafos anteriores, trabaja en el mismo poder que ellos trabajaron o trabajan, entonces, ¿tampoco es muy legal la contratación de ese familiar?
Ricardo Monreal fue gobernador y senador, –tiene lazos laborales en dos poderes públicos–, si sus hijos o hermanos trabajan o aspiran trabajar en cualquiera de esos poderes, entonces, ¿no es nepotismo?
En el caso de Geovanna Bañuelos y su hermana, ¿cuál de las dos habrá influido para que la otra llegara al espacio en el que se encuentra o se encontraba?
Para AMLO, la pregunta sería si no es nepotismo que sus hijos o hermanos tengan trabajo en algo relacionado con la administración pública, federal o en los Estados.
Pareciera, pues, que solo el poder judicial es víctima de nepotismo y, en los demás poderes, se llama ¿cómo? Capacidades familiares de alcanzar un puesto público o de crear su propio partido.
O será que, aunque digan que no se trata de una intromisión al poder judicial, en el fondo, sí lo sea.
No es nepotismo que los senadores quieran que sus amigos del Consejo de la Judicatura duren en su encargo más tiempo del que la Constitución dice que deben de durar. A ese tráfico de influencias, ¿cómo se le llama entonces?
Esta especie de “todo lo que yo hago esta bien, pero que no lo haga el de enfrente porque lo vamos a castigar”, no es otra cosa que el mecanismo mediante el cual los amlovers pretenden ir destruyendo las instituciones y minando el sistema jurídico de tal forma que, el perpetuarse en el poder se vaya normalizando y, cuando menos acordemos los mexicanos, nos encontremos sumergidos en una dictadura que va a coartar todas nuestras libertades y derechos que muchos años han tardado en conseguirse.
Combatir nepotismo con más nepotismo simplemente no suena lógico, menos cuando vemos muchos nombres de actuales colaboradores de la 4T, cuyos hijos abogados ahora trabajan en el Poder Judicial Federal, la iniciativa solo pide que se declaren relaciones de interés al interior del propio PJF, pero no señala nada de relaciones de interés con otros poderes, ¿qué raro no?