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Sin medicamentos.
Por: Juan Carlos Girón Enriquez.
Las personas no somos negativas solo por que sí, la realidad es que por más que uno le busca el lado positivo a las cosas, no lo tiene.
La corrupción es un problema, claro que lo es, toda la población lo tenemos claro; pero la varita mágica para acabar con el problema no se si sea cerrar todo lo que huela a administraciones pasadas.
Muchos podremos estar o no de acuerdo con el presente gobierno, habrá entre los lectores quienes hayan votado por él y quienes no, pero como personas analíticas, no podemos obsesionarnos a grado tal de no ver la realidad que aqueja a nuestro país en estos momentos.
En materia de salud, mucho se ha hablado de que existían redes de tráfico de influencias para la compra de medicamentos, también del desabasto de medicamento en algunas temporadas o en algunas regiones o como en algunas instituciones curaban todo con paracetamol. La estrategia para acabar con la corrupción en el sistema de salud fue dejar de comprar medicamento.
El argumento es que las farmacéuticas se hacen ricas con el dinero que el gobierno paga en medicamentos, pero alguien de nosotros se ha detenido a pensar en las inversiones millonarias de las farmacéuticas para financiar las investigaciones de algunos medicamentos. Este gobierno ha cerrado programas de apoyo a la ciencia y la tecnología so pretexto de que sirven a los intereses neoliberales, pero porque no mejor pensar en que la ciencia y la tecnología sigan siendo financiadas por el Estado y que los resultados de las investigaciones se pongan al alcance de la ciudadanía, sin la intermediación de las farmacéuticas como el caso de las medicinas. Sencillo, porque el Estado no esta dispuesto a invertir en investigación, para esta administración es más fácil cerrar la puerta al desarrollo tecnológico y científico que asumir un verdadero y mayor compromiso con el conocimiento, porque al gobierno, ahora menos que nunca, no le interesa que seamos una población culta, educada, formada científicamente.
No se da cuenta que al terminar con el nexo entre las farmacéuticas y los servicios de salud, el gran perjudicado es el pueblo, ese pueblo bueno que antes tenía medicamentos y que ahora no los tiene, ese pueblo bueno que votó por el y al que ahora está dejando morir porque no hay medicamentos en sus centros de salud.
Preguntemos a los doctores, preguntemos a las enfermeras, preguntemos a los pacientes, cuando estaban mejor los servicios de salud, ellos, los usuarios directos nos sabrán decir si les ha beneficiado o perjudicado la lucha contra la corrupción en el sistema de salud.
Tampoco se trata de ser conformista y decir que regresemos a la corrupción, y eso de regresemos es un decir, porque la realidad es que sigue habiendo corrupción, solo que ahora son otros los corruptos y no les podemos llamar así.
De lo que en realidad debería tratarse, es de que la estrategia para acabar con la corrupción, debe ser una política pública pensada en el beneficio de la gran mayoría de la población, no en perjudicar a unos cuantos neoliberales, porque el supuesto en el que nos encontramos ahora, en aras de terminar con los ricos muy ricos, ha limitado el acceso a las medicinas de pobres muy pobres y eso, en ninguna clase de implementación de políticas públicas, será correcto.
No vamos a debatir si es justo o es legal, porque al parecer la medida no es ni justa ni legal, es un simple capricho del gobernante en turno, pero seamos claros, ni se ha cumplido el objetivo de acabar con la corrupción, ni se ha garantizado la salud de los mexicanos, entonces, sin animo de ofender a nadie, la estrategia no está dando resultado y la deberíamos cambiar, antes de que sea demasiado tarde, porque la farmacéuticas igual van a seguir vendiendo medicina, solo que ahora se enfocan en otros mercados que no en el mexicano.