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LA LIBERACIÓN FEMINISTA EN MÉXICO

Por: Isadora Santivañez Ríos

A nivel mundial el feminismo ha cobrado relevancia a través del paso del tiempo, y han sido varios momentos la que han logrado la consolidación del mismo en diversos espacios de la opinión pública.
En los años 50, comenzaron a surgir los primeros grupos o colectivos organizados que buscaban como primer punto, el reconocimiento de la mujer con el derecho al voto. Sin embargo, con el paso del tiempo, las luchas comenzaron a diversificarse y a expandirse por el mundo entero.
En México, los primeros indicios de grupos de mujeres organizadas que buscaban lograr objetivos comunes en favor del propio género se formaron a la par del movimiento estudiantil del 68.
Dicho movimiento fue la antesala de una ola feminista que se consolidó en los años 70, con los primeros grupos organizados como: Mujeres en acción solidaria, Movimiento nacional de mujeres, Movimiento de liberación de la mujer, Colectivo la revuelta, entre muchos otros.
El movimiento estudiantil del 68 contaba con un gran número de mujeres que estaban involucradas de manera directa en diversas áreas de la organización, sin embargo, estás se encontraban coaptadas para ocupar puestos de liderazgo, por lo que su participación se encontraba limitada y fue poco visibilizada.
Sin embargo, esto no impidió que las mujeres comenzaran a organizarse por cuenta propia, y con ello, nuestro país vio los primeros indicios de movimientos feministas totalmente nacionales.
La primer revolución para muchas mujeres mexicanas fue su incorporación al área educativa; estudiar fue una acción revolucionaria para nuestro género, ya que si bien, en años anteriores se había aceptado la incorporación de mujeres a las diversas universidades del país, no fue, sino hasta esa época que surgió un creciente interés por la educación media superior.
En aquella época, ser una mujer universitaria implicaba tener la posibilidad privilegiada de reunirse con otras mujeres para poder intercambiar ideas, así como cuestionarse a sí mismas y a la sociedad en general. Las mujeres comenzaban un despertar social que las llevaba hacia su propia liberación.
Sin embargo, el camino no fue fácil, ya que las universitarias eran señaladas de liberales sin moral, y la sociedad les colocaba una etiqueta que les dificultaba la consolidación de sus sueños.
A muchas mujeres se les acusaba de ir a la universidad a conseguir marido, y de manera coloquial se decía que estudiaban la carrera denominada “mientras me caso “, es decir, se veía al matrimonio como el logro máximo que podría alcanzar una mujer.
Esta y otras ideas machistas y predominantes en un sistema patriarcal, hicieron muy difícil el desarrollo profesional de las mujeres de la época.
Todo ello, deja una indudable muestra de que las mujeres mexicanas que abrieron camino en los años 70, no solo desafiaron los estereotipos de género con sus mini faldas, que más que una prenda, era un símbolo de liberación y sexualidad; sino que también lograron conformar los primeros colectivos serios y formales que hasta el día de hoy, abanderan causas en favor de este género y se han convertido en la voz de muchas mujeres que no han podido liberarse del yugo patriarcal que las asfixia.
Estudiar y usar minifalda, consolidó una generación de jóvenes que propició cambios estructurales encaminados a transformar las prácticas tradicionales y restrictivas de la época.
Por primera vez, la sexualidad podía ser un tema de discusión, la maternidad consciente y por elección ya comenzaba a exigirse y la píldora anticonceptiva llegó a revolucionar la vida de las mujeres.
La liberación femenina es una de las principales búsquedas del feminismo, y los años 70 fueron años de paz, de despertar de conciencias y de fomentar ideas revolucionarias que marcarían un parteaguas en la historia de nuestro país.