Por la seguridad de Zacatecas.
Por: Jenny González Arenas
La vida de Zacatecas se encuentra secuestrada por la inseguridad que impera en el Estado y, aunque nuestra entidad no es la única que se encuentra inmersa en esta ola de delincuencia y miedo, tampoco podemos consolarnos por el hecho de que sea una situación generalizada.
Hubo tiempos en que nuestro Estado se caracterizaba por ser uno de los más seguros del país, también hubo momentos en los que la Universidad Autónoma de Zacatecas contaba con un gran sentido se solidaridad con las causas justas, a grado tal que salía a las calles a manifestarse en solidaridad con otros sindicatos, con otros sectores sociales, a favor de causas que se consideraban justas demandas sociales.
Lejos han quedado esos tiempos, lamentablemente.
Ahora vemos con tristeza que la sociedad ve en la Universidad una serie crisis de valores, porque algunos universitarios se han encargado de desprestigiar la imagen universitaria, lamentablemente esos universitarios son los que ahora nos dirigen y se han esforzado hasta el cansancio en que la Universidad no sea vista con buenos ojos por la sociedad, porque la empatía y la solidaridad ya no rigen la vida universitaria.
Con tristeza vemos como los universitarios nos alejamos de las causas sociales y nos preocupamos más por nuestro pequeño feudo y con conocimiento de causa me refiero al rector, quien intentó por todos los medios a su alcance, que no fueron muchos, evitar que el Consejo Universitario aprobará convocar a una marcha por la seguridad de las y los Zacatecanos.
Afortunadamente, hay todavía algunos universitarios con compromiso social, que entienden la necesidad de solidarizarnos con las causas que preocupan a la población, por un lado, porque esa población que se ve afectada es, en una buena parte, diversos grupos de personas que día con día ponen su vida en riesgo para trasladarse desde un municipio violento a otro, con el riesgo de que se les vaya la vida en ello.
Mucha alegría causa el saber qué hay personas que regresan con bien a su casa, después de haber sido privados de sus pertenencias, sin embargo, ello no deja de provocarme una sensación contradictoria, porque por cada persona que aparece, sigue habiendo cientos de desaparecidos, por cada persona que es privadas de sus pertenencias se queda desprotegida una familia que necesitaba de esas pertenencias para ganarse su sustento diario; por cada camión incendiado, hay cientos de familias que temen por la vida de su familiar que conduce camiones o familias cuyo sustento depende de que ese camión llegue con bien a su municipio.
No se trata solo de marchar, se trata de alzar la voz para que el gobierno nos escuche, para que garantice seguridad a la juventud y niñez zacatecana para que puedan tener un sano desarrollo, se trata de que el gobierno escuche la voz de toda la sociedad cuando le grita que vivimos con miedo. Se trata de exigirle al Estado que cumpla con una de sus múltiples funciones, que es salvaguardar la seguridad pública de toda la ciudadanía.
No es una marcha política, porque la inseguridad es un asunto que nos afecta a todos, tampoco es una marcha de respaldo a ninguna autoridad universitaria, porque ahí esta la grabación de la sesión del consejo donde el rector invita a esperar y no salir a marchar, tampoco se trata de que el aún secretario general del SPAUAZ se sume a un reclamo muy sentido de la comunidad universitaria que clama por sus derechos, porque él ha sido uno de los primeros en violentar los derechos laborales de las y los docentes universitarios.
No quieran parecer los líderes de la marcha, porque esta manifestación es por todas y todos los desaparecidos que no han tenido la fortuna de regresar a su casa sanos y salvos y por aquellos que pudieron regresar pero que su vida ha quedado marcada para siempre, porque no son solo bienes materiales los que les roban, también les roban la paz y la tranquilidad a las víctimas directas y a sus familias. Esta marcha es por Zacatecas y por la seguridad de todos.