Clima de incertidumbre.
Por: Jenny González Arenas
Como si se tratara de una historia difícil de creer, la Universidad ha llegado al punto de lo absurdo. Se que a muchos molestaran las siguientes líneas, pero no podemos permanecer callados ante el clima de ilegalidad que se vive en la máxima casa de estudios.
La pandemia preció servirles de pretexto para que pudieran hacer y deshacer con la legislación universitaria lo que se les venga en gana, incluso como si no existiera.
En su momento manifestamos la ilegalidad de la elección virtual, pero las autoridades judiciales argumentaron que la pandemia nos colocaba en una situación de excepción en donde se tuvieron que hacer adecuaciones a muchas previsiones legales dada la premura con la que se presenta la situación sanitaria que nos obligó a todos a permanecer en casa y realizar muchas de nuestras actividades, quienes pudimos hacerlo, desde nuestro hogar.
Sin embargo, en estos momentos, esa situación excepcional ya pasó, si bien es cierto el COVID 19 no ha desaparecido, hemos aprendido a convivir con la enfermedad y la vida ha regresado a la normalidad, tan es así que la Universidad regresó a las aulas y el Rector realizó una sesión presencial del Consejo Universitario para rendir su segundo informe de labores, la cual, maliciosamente, le llamó primero.
El punto aquí es ¿cuál es el criterio para celebrar unas sesiones de Consejo Universitario de manera presencial y otras no? Será que aquellas en las que el rector quiere foto y que todos los reflectores lo apunten se puede celebrar de forma presencial, pero donde no quiere que nos demos cuenta de las irregularidades que se están cometiendo, ahí prefiere que se lleven a cabo de manera virtual, sin que exista la más mínima justificación para tal efecto, más que el temor de que una sesión presencial pueda poner en riesgo su imagen que, por cierto, le sale tan cara a la Institución.
El Consejo Universitario es el máximo órgano de decisión colegiada de la institución, ahí deben de estar representadas, de manera paritaria, la participación tanto de alumnos y alumnas como de docentes universitarios. De conformidad con la legislación universitaria, no deben ser más de 100 consejeros: 1 el rector, 3 trabajadores administrativos, 48 docentes y 48 alumnos.
Parece paritario, pero este consejo universitario, desde un inicio contó solo con la toma de posesión de 47 alumnos, porque 1 espacio quedó vacante y, en lugar de convocar a elecciones extraordinarias como la legislación universitaria lo ordena, prefirieron dejar ese espacio vacío, restando participación al estudiantado y, no conformes con ello, a lo largo de estos dos años han egresado consejeras y consejeros titulares y suplentes, dejando espacios vacíos que no han sido convocados a elección extraordinaria y con ello se resta aún más participación al sector estudiantil, restándole representatividad, - para mayor claridad de lo que aquí se señala se puede consultar la respuesta a la solicitud de información registrada con el folio 320596822000175 en la Plataforma Nacional de Transparencia-, cabe señalar que son 13 los espacios de consejeras y consejeros que han quedado vacantes, quedando los alumnos con una representación de 3 a 2 frente a los docentes, lo que rompe gravemente con el principio de paridad.
Decisiones como la modificación de la temporalidad del mandato no se pueden tomar a la ligera, mucho menos cuando uno de los sectores más importantes de la universidad se encuentra sub representado por la negligencia de las mismas autoridades que se quieren incrementar su mandato de manera ilegal.
Ellos son los que se dicen defensores de los estudiantes, ellos que no permitieron que se convocara a elecciones extraordinarias para cubrir los espacios que los alumnos egresados ya habían dejado vacantes, ellos que llevan a cabo una reunión virtual para tomar una decisión tan importante para la vida democrática universitaria, pero quieren sacarse la foto el día del informe en una reunión presencial.