Las mujeres y el supuesto gobierno feminista
Por: Claudia Anaya Mota
El pasado miércoles 8 de marzo, el mundo celebró el Día Internacional de la mujer; pero dicha celebración tiene un origen doloroso: el 8 de marzo de 1857, mujeres trabajadoras de la industria textil de Nueva York se unen para organizar una huelga con la principal demanda de salarios más justos y un ambiente laboral más humano, puesto que ninguna ley las protegía. Como respuesta, la autoridad reprimió el movimiento obrero y encarceló a las líderes, sin embargo, esto no las detuvo y dos años después, formaron su primer sindicato independiente para luchar formalmente por sus derechos. Pareciera que luego de más de 166 años de este acontecimiento histórico, las mujeres seguimos en una lucha social y legal constante, pues la equidad de género que hemos anhelado, aún tiene pendientes qué atender.
Desde hace 4 años, México optó en las urnas por un cambio de régimen, por la promesa de un país más justo e igualitario para nosotras, hubo incluso, la proclamación del gobierno federal para denominarse como “el gobierno más feminista de la historia”, pero ¿esta afirmación es cierta? ¿las mujeres tenemos más y mejores políticas públicas que en el pasado?
De todos es conocido y aceptado, que la educación pública es la herramienta más útil para subir dentro de la escala social y dejar detrás a la pobreza. El Censo 2020, registró que vivimos cerca de 65 millones de mujeres en México, de las cuales, poco más del 30% están en edad escolar considerando el nivel superior; sin embargo, la estadística del INEGI, muestra que a partir de los 14 años, las niñas comienzan a abandonar sus estudios por diversas razones: a) culturales (algunos padres prefieren “invertir” en la educación de sus hijos varones en lugar de sus hijas), b)económicas (debido a que en los hogares, los padres y madres no tienen ingresos suficientes para cubrir las necesidades de todos los integrantes de la familia, lo que orilla a las niñas a integrarse al empleo informal) y c) por embarazo adolescente o temprano.
Esto sucede en los municipios más pobres de la República y ello acentúa el rezago de las niñas antes que los hombres de su misma familia. Luego entonces, considero que el desafío más importante en el sector educativo, es el acceso igualitario a la educación, su cobertura, calidad y oportunidades de aprendizaje permanente para las mujeres y niñas del país, además de el impulso de una política pública enfocada en la educación sexual para las y los adolescentes y jóvenes.
En el nivel medio superior y superior, las mujeres presentan menos niveles de deserción en comparación con los hombres y logran concluir sus estudios exitosamente, pero sólo 1 de cada 5 mujeres egresadas participa en el mercado laboral, lo que representa una tasa de inactividad tres veces mayor que la de los egresados varones.
Los desafíos para que una mujer estudie y se gradúe se agravan con el contexto de desigualdad a nivel económico, político, cultural y social que se vive en el mundo; a lo anterior, sumamos las exigencias sociales y familiares en cuanto al rol de la mujer, así como estereotipos como considerar más aptos a los hombres para posiciones directivas, de ahí que de acuerdo a la OCDE, únicamente el 5.2% de mexicanas participan en Consejos de empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, comparado con el promedio de 20% de ellas en los países que integran esta organización mundial.
Estos resultados nos muestran que no existen políticas públicas ni empresariales de inclusión y desarrollo para que las mujeres lleguen a posiciones de liderazgo, ni tampoco las hay para incentivar a que una mujer estudie, se gradúe y labore formalmente.
Quienes deciden ser madres trabajadoras, tampoco hoy tienen una política integral que les apoye en el cuidado de sus hijas e hijos menores de 4 años. Recordemos que en 2019, el “Programa de Estancias Infantiles” atendía a niñas y niños hasta 5 años 11 meses y habían 317,726 madres o padres solos que no gozaban de esta prestación en las guarderías del IMSS o del ISSSTE y se canceló argumentando que era “un programa plagado de corrupción”; en su lugar se puso en marcha el “Programa para el Bienestar de las Niñas y Niños, hijos de madres trabajadoras”, donde se entregan 800 pesos mensuales para que la madre elija quién se haga cargo del cuidado de sus bebés y sus pequeño menores de 4 años; este programa al 2 de marzo de este año tiene únicamente 237,437 beneficiadas. Usted, señor o señora madre de familia, me dirá si 40 pesos diarios son suficientes para ofrecer un sueldo semanal a la niñera de sus hijos, que los cuidará 8 horas diarias que es la jornada legal laboral en nuestro país.
En conclusión, en 2023 las niñas, adolescentes y mujeres jóvenes mexicanas, carecen de políticas públicas que les haga más sencillo el camino para ser las propias protagonistas de su progreso basado en la educación y detonar su potencial académico y laboral, pero también debemos reconocer que aún hay enormes tareas pendientes como sociedad para erradicar los estereotipos de género y lleguemos a considerar tanto a las mujeres como a los hombres, como promotores de la equidad y que no sea un asunto “de ellas” sino de todas y todos.
*Senadora de la República.