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IMPOSICIONES Y DEDAZOS

Por: Isadora Santivañez Ríos

Algo que ha caracterizado a la élite del poder durante el transcurso de la historia, ha sido su enferma aferración a gozar de sus privilegios y a mantenerse a costa de todo dentro de la toma de decisiones de sus mismos espacios, es por ello que frecuentemente vemos a los mismos personajes de la política ir y venir de cargo en cargo, acumulando riquezas y posiciones.
Sin entender que existe un gran número de personas dentro de sus institutos políticos que tienen la aspiración y meta de poder acceder a esos espacios, sin embargo el trayecto se les dificulta al no encontrar cabida y atravesar por un sin número de vicisitudes que les obstaculizan el camino, provocando que con el tiempo se cansen y renuncien a sus metas y proyectos, manteniendo acotada su participación a cargos de medio rango.
Las gente de trabajo es desvalorizada y minimizada y los devoradores del poder se mantienen generación tras generación dentro de posiciones privilegiadas, y esa resulta una de las máximas desilusiones y lastres de la vida pública de nuestro país.
Los cargos y posiciones se eligen según se acuerde en una mesa integrada por un diminuto número de personas que se creen dueños y señores de la verdad.
Desde una óptica personal, una de las principales razones por las que la militancia y la ciudadanía se desilusionaron de los partidos en el poder, fue precisamente la acostumbrada práctica del dedazo, que a pesar de ser de antaño y altamente retrógrada, sigue consolidándose como la dueña y señora de las decisiones cupulares.
Dicen que los partidos se alejaron de la gente y de sus causas, yo difiero, por muy controversial que esto parezca, considero que la cúpula de las diversas instancia de los partidos que acceden al poder se alejaron primero que nada de su militancia, de las bases, de la gente de partido de a pie que buscaba un cambio en nuestra sociedad y que generó una participación política activa en favor de la gente.
Y que toda esa base militante siempre estuvo cercana a las causas más latentes de la sociedad, pero la cúpula, perdida en sus juegos de poder, no permitió que se consolidaran proyectos en favor de la gente por no convenir a sus inertereses.
La cúpula de los institutos políticos causó su declive y la falta de credibilidad en los mismos, esa misma cúpula que hoy se desvive por mostrar renovación, cambio y oportunidad, mientras sus acciones, historia y trayectoria los delata.
De manera desesperada intenta vender una imagen de cambio, mientras un sin número de señalamientos los desenmascara.
Una de las principales razones por las que los militantes o simpatizantes de un partido político encuentran desilusión, es precisamente la constante y recurrente designación de cargos a personas que no tienen mayor capacidad o talento que la de ser parte un equipo político que forma parte de las máximas cúpulas de decisión.
Por lo que el día de hoy, no veo ninguna opción política que llegue al poder y cambie las prácticas cupulares, al parecer la imposición es un ente arraigado a los espacios de representación, a la avaricia y a la necesidad de control desmedidas.
Los partidos de dedazos e imposiciones permanecen, no han cambiado, se aferran a seguir como sanguijuela afectando a la nación, es por ello que su falta de credibilidad es alarmante, los ciudadanos deben incorporarse en la vida pública y asumir el reto de hacer nación y generar una verdadera gobernanza, de lo contrario, no tendremos más que lo mismo, que ha demostrado en diversas ocasiones que no sirve.