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Elizabeth Mauricio González.

LA EDUCACIÓN COMO PARTE DE LA LIBERTAD Y OBVIAMENTE LA DEMOCRACIA.

En una de las lecturas más exquisitas sobre educación me encontré con Paulo Freire donde nos habla de un concepto de educación como:
Una praxis que implica reflexión y acción del ser humano sobre el mundo para transformarlo. Freire cree en la posibilidad de transformar la realidad latinoamericana a través de la educación liberadora del pueblo. En su libro “La educación como práctica de la libertad”, Freire defiende la importancia de encarnar las palabras libertad, justicia e igualdad en la realidad de quien las pronuncia. Freire considera insuficientes los métodos tradicionales de alfabetización y propone los “Círculos de cultura” como una alternativa. El autor destaca la pertinencia de la pedagogía de Freire en el contexto de la emergencia de las clases populares en la historia latinoamericana y en la crisis de las viejas élites dominantes.
"La concepción ingenua del analfabetismo –dice Paulo Freire-lo encara como si fuera un "absoluto en sí", o una "hierba dañina" que necesita ser "erradicada".
El tenor critica la concepción tradicional del analfabetismo como un problema individual causado por la incapacidad, falta de inteligencia o apatía de las personas. En cambio, argumenta que el analfabetismo es el resultado de causas estructurales y sociales más amplias. La tarea de alfabetizar no puede ser concebida como un acto mecánico de depositar palabras en la mente de los analfabetos, ya que esto no promueve la educación liberadora. En cambio, se necesita una concepción radicalmente diferente de la educación que promueva la transformación del individuo y su ambiente natural y social. Paulo Freire criticó la idea de que la alfabetización es un regalo que los que “saben” hacen a quienes «nada saben».
El contenido habla sobre la importancia de la alfabetización y la educación como medios para lograr la conciencia y liberación del individuo oprimido. Según el autor Paulo Freire, alfabetizar es sinónimo de concienciar y crear un proceso de recreación, búsqueda, independencia y solidaridad en el educando para integrarlo a su realidad nacional. El estímulo del proceso de concienciación se da a través del diálogo interpersonal y conduce a la participación política y la formación de grupos de interés y presión. En la actualidad, es difícil considerarse “concienciado” si no se comparte el dolor y las necesidades de las masas oprimidas y no se lucha para destruir las injusticias. Freire también destaca el valor de la palabra y la importancia de que todos los hombres tengan el derecho fundamental y básico de decir la palabra como un conjunto solidario de reflexión y acción.
El texto argumenta que en América Latina, debido a los cambios profundos que se están produciendo, ya no se puede hacer la distinción tradicional entre educador y educando. En su lugar, se propone una relación educador-educando y educando-educador, en la que ambos aprenden juntos y participan activamente en su educación. El autor critica la concepción “bancaria” de la educación, que trata al educando como un objeto pasivo y de adaptación. En su sitio, sugiere una educación crítica y liberadora que permita a los individuos tomar conciencia de sus derechos y su realidad nacional. En resumen, la educación recomendada por el autor es una educación problematizadora, crítica y liberadora en la que los hombres y mujeres se educan entre sí, mediatizados por el mundo.
A un pueblo educado es difícil engañarlo, tenemos la obligación de conocernos para reconocernos y cambiar éste glorioso país. O al menos dejarlo un poco mejor de cómo lo encontramos.

@SoyElizabethMauricioG