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Cuarenta días

Penélope Rivera

Cuando era niña la cuaresma era la época del año que más detestaba, el hecho de dejar de hacer cosas, que a mi parecer no dañaban a nadie, significaba algo imposible de entender ¿Por qué a Dios le molestaría tanto que comiera papas? ¿Por qué tenía que hacer un sacrificio si me he portado bien durante el año?
La cuaresma se acercaba y yo seguía sin saber qué iba a intentar cambiar este año, probablemente este sería el momento ideal para dejar de ser tan berrinchuda, o chance este año estaba lista para dejar de ver tanta televisión y empezar mis tareas desde temprano. La lista de cosas que podía cambiar aumentaba, mientras que mis ganas de que llegara la cuaresma disminuían. Conforme iba creciendo esta lista iba cambiando, adaptándose a mi edad, pase de dejar de ver televisión a proponerme dejar de chismear, a dejar atrás el criticar a las personas sin razón alguna, entre muchas otras, pero parecía que era demasiado difícil o que podría no valer la pena.
Con el tiempo y gracias al colegio en el que estaba estudiando empecé a entenderla. Supe que Cuaresma viene del latín y que significa "cuarenta". Los cuarenta días representa el tiempo que Jesús pasó en el desierto, aguantando las tentaciones del diablo, es un tiempo de arrepentimiento, de ayuno y preparación para la venida de Pascua. También entendí que los alimentos consumidos tienen mucho que ver con la época del año, pues empezamos a comer granos secos, comidas a base de chiles, también secos, o alimentos fáciles de conseguir en una época donde no hay lluvia y por lo tanto no hay tanto alimento fresco.
Con el tiempo, me di cuenta que lo que esta época conlleva es algo que realmente necesitamos, ayudamos a nuestro cuerpo a consumir algo diferente, alejarnos un poco de las carnes rojas y tratar de limpiarlo, alejarlo de todo aquello que a pesar de parecer inofensivo, no lo es, darnos un respiro y reflexionar. Aprender a cuestionarnos, sea o no con un fin religioso. Siempre es bueno un descanso de la monotonía. Ahora he aprendido a disfrutarla, a darme ese tiempo de reflexión y a tomar esa pausa necesaria para intentar mejorar hábitos y sobre todo mejorar como persona.