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El reto de la educación superior en México.

Por: Jenny González Arenas

Ante los embates de las políticas públicas federales, las condiciones económicas del país, la demanda de enfoques de profesionalización distintos que atiendan las demandas de los empleadores y los efectos que la pandemia ha tenido en la juventud, la educación superior en nuestro país y en Zacatecas enfrenta una realidad que la obliga a adaptarse a esta nueva realidad.
Esta capacidad de adaptación tiene que tomar en consideración no sólo las necesidades de la población en su conjunto y de la demanda de profesionistas, sino también las condiciones en las que quienes se desempeñan en la labor docente y de investigación requieren para un mejor desempeño de sus funciones.
Las constantes transformaciones en la política económica global han llevado a la implementación de estrategias que atentan contra el desempeño de la docencia, la falta de condiciones óptimas para el desempeño de la funciones, las políticas públicas de productividad y la disminución del poder adquisitivo de las y los docentes provocan un desánimo por la docencia y una sobre explotación de los recursos humanos que, necesariamente, repercutirá en la calidad de la educación y del nivel de vida de quienes se dedican a esta labor.
De igual forma, el contexto de pandemia provocó un desajuste tanto para quienes se desempeñan en la docencia como para quienes pretendían ingresar, continuar o concluir sus estudios, una razón es el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación y otra causa es la transición de lo presencial a lo digital. Este último proceso requiere diversos pasos, por un lado el contar con los recursos técnicos y las habilidades suficientes para llevar a cabo dicha transición y por otro lado la mentalidad, estar preparado psicológicamente para transitar de lo presencial a lo digital y es, justo en ese proceso, en el que muchos no estábamos listos.
A lo largo de la historia, los seres humanos han atravesado por importantes procesos de socialización y organización, todos ellos parten de la naturaleza social del ser humano y de la necesidad que conlleva de organizarse para vivir en sociedad, para establecer reglas de convivencia y derivado de ello se han diseñado estrategias educativas que fomentan no solo el proceso de formación en diversas áreas del conocimiento, también la capacidad de las personas de relacionarse, de vivir en sociedad, de respetar la normatividad, de comunicarse, de realizar trabajos, de construir ciudadanía y de desarrollarse en lo personal y en lo colectivo.
Transitar de lo presencial a lo digital en la educación superior implica todo un nuevo proceso de construcción y deconstrucción que repercute en los derechos y las obligaciones de las y los docentes, así como la transformación del estudiantado que tendría que adaptarse a una nueva realidad y adquirir un grado de compromiso distinto; esta es un área de oportunidad para la educación en México, la pregunta no es si estamos preparados o no para la educación digital en las Universidades Públicas, la verdadera pregunta sería si ese es el tipo de educación que requieren los futuros profesionistas de nuestro país y de nuestro Estado.
La transformación del modelo educativo, con todas las consecuencias que ello traería, no se puede dar sobre la base de una moda o una necesidad extraordinaria que está quedando paulatinamente superada, es un debate que implica un análisis profundo de la realidad en la que nos encontramos y de la manera en la que se requiere afrontar el reto, tomando en consideración a todos y cada uno de los actores en el proceso educativo, tanto previo al ingreso a la educación superior, como durante y después, porque todos esos elementos en su conjunto están directamente relacionados con el éxito o el fracaso de las universidades públicas.