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DE REGRESO A LAS AULAS.

Nubia Barrios Escamilla.

Se avecina a plazo inmediato el regreso de los estudiantes de nivel medio superior y superior a clases, no hay plazo que no se cumpla y éste, se encuentra en su etapa final.
Hay demasiada incertidumbre en este nuevo ciclo ya que el tema de los libros de texto ha detonado inquietud entre los padres de familia e incluso entre los mismos docentes y plantilla educativa, pero más allá de las creencias que cada quien tenga al respecto y que considero deben ser escuchadas y respetadas, el tema ha suscitado una intensa disputa política, pues mientras varios gobernadores han anunciado el no permitir la entrega y difusión de los libros de texto, otros han mantenido el pulso en anunciar que los libros de texto estarán dentro de las aulas de clase a partir del día 28 de agosto.
Considero al respecto que hay una incongruencia porque más allá de la distribución o no de los libros, hay un tema importante que no sólo el gobierno si no que cada familia debe cuidar y al que nadie ha volteado a ver ¿Cuál es? Los dispositivos móviles en el regreso a clase, recordando que nuestros hijos, al ingreso y egreso de su escuela llevan tecnología digital e inteligente, teléfonos, tabletas, relojes, laptops que también conllevan implicaciones de desarrollo, seguridad, integridad y la privacidad y respeto a los estudiantes.
La vulnerabilidad con la que regresan a clase debe ser foco rojo para cada institución educativa asegurando los derechos humanos tutelados de los más vulnerables, los menores de edad. Soy de la idea de que un menor de edad no debe tener por ningún motivo un dispositivo inteligente, algunas veces como padres de familia les proporcionamos un celular bajo el argumento: “por su seguridad”, pero créame, quedan más expuestos y vulnerables, porque podemos controlar que lean en un libro de texto gratuito, pero no podemos controlar su navegación en internet, aún y cuando se me diga que hay varios programas y aplicaciones que restringen las páginas que visitan o las redes sociales o los juegos electrónicos a los cuales acceden, no hay certeza de que eso brinde seguridad en el uso de tecnologías.
Invito tanto a las autoridades locales como a los padres de familia y sociedad a que se reflexione sobre la edad adecuada para que un menor pueda acceder a un dispositivo, así como qué tan pertinente (y peligroso) podría ser el que los niños y adolescentes accedan a sus aulas con un celular en su mano. Considero que eso es lo realmente preocupante y lo que sí debemos cuidar, está dentro de nuestro metro cuadrado el hacernos responsables por cada menor que feliz regresa a clase. La complejidad es la real concepción política en juego, en este tema, dejo al amable lector para que saque sus propias conclusiones.