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LA IMPORTANCIA DEL FRENTE AMPLIO

Por: Isadora Santivañez Ríos

La alianza del PRI-PAN-PRD desde el día uno ha generado un gran numero escepticismo, ya que para muchos es inexplicable la existencia de concordancia entre grupos históricamente antagónicos y con ideales bastante divididos, la realidad es que esta alianza lleva a penas un proceso electoral en el que han trabajado de manera conjunta en nuestro Estado y la manera en la que se determinó el proceso resultó bastante apresurado y carente de formas, por lo que la relación entre los militantes de los tres partidos políticos fue generándose literalmente, a la par del trabajo conjunto que les tocó realizar durante el proselitismo.
Todo ello generó que muchos de los militantes del PRI se sintieran desplazados por la imposición de candidaturas que derivaban de los acuerdos con los panistas, mientras, que los integrantes del PAN, no lograron identificarse con los candidatos emanados de otros institutos políticos y eso limitó su participación activa durante el pasado proceso.
A esto se le sumó el hecho de que el PRD, al no contar con los cuadros suficientes para completar el número de espacios que le fueron asignados como Partido, siglo a candidatos que finalmente no lograron conectarse con ese instituto y terminaron por ceder esos escaños a los partidos integrantes de la alianza, es decir, concretaron candidaturas pero no lograron concretar cargos de representación.
Todo esto se dio bajo un esquema de incertidumbre y falta de compromiso, ya que nadie nos había preparado previamente para formular una alianza real y sincera, en donde todas las estructuras se sintieran comprometidas.
El día de hoy, de cara a uno de los procesos electorales más importantes de la historia, los militantes de estos tres partidos políticos tenemos claro que iremos en alianza, que debemos trabajar en equipo, que debemos vernos como hermanos de causa, y con ello, las bases militantes deben apartarse de la renuencia que pueda existir de trabajar por determinados grupos e instituciones.
Ante esto, el Frente Amplio representa un parteaguas entre el antes y el después, ya que la coordinación directa de estos institutos, la tiene de manera clara la ciudadanía, y eso permite despresurizar las disputas que pudieran existir entre las diversas militancias y encontrar un punto de equilibrio que dote de objetividad a las decisiones que se tomen por parte de dicho Frente.
Nuestra realidad es clara, únicamente en alianza lograremos ser competitivos, no existe manera alguna de que por separado, cualquiera de estos partidos logre posicionar una mayoría en nuestro país.
Es por tal motivo que resulta importante que se puedan concretar los espacios que corresponderán a cada partido, garantizando la posibilidad de integrar fórmulas y planillas competitivas, pero principalmente comprometidas.
La fórmula es la correcta, la ciudadanía no quiere a los partidos políticos, no logra tener confianza en sus estructuras ni en sus militantes y los ciudadanos que desean participar en política no pueden comparar su trabajo y territorio con el de los partidos políticos, es decir, para que un ciudadano acceda al poder, necesita contar con el recurso humano y económico de los partidos políticos y para que un político logre ser aceptado por la ciudadanía, necesariamente debe alejarse del perfil político. Es decir, ambos sectores, el ciudadano y el político, se necesitan.
Y esto lo ha entendido bien quien coordinó los esfuerzos para la creación del Frente Amplio por México, dejando como muestra clara la candidatura de Xóchitl Gálvez, quien llega a posicionarse como la más aceptada precisamente por su vínculo ciudadano, más que político.
Y aunque en la realidad, su carrera la ha hecho a través de los partidos políticos, sus formas, discurso y perfil, encajan más con el de una mujer común y corriente del sector popular mexicano. Es por eso que se le ha identificado más en ese sentido y precisamente eso, la ha ayudado a posicionarse como una opción real para llegar al próximo proceso electoral de forma contundente y competitiva, marcando un antes y después en el sentir de las bases de los partidos históricos de nuestro país.