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Violencia Política en Razón del Género.

Por: Jenny González Arenas

Cuando hablamos de la democracia, no podemos evitar hablar de los factores que la rodean, tales como la participación, la igualdad, la colaboración, el dialogo y la discusión de ideas. Todos esos aspectos resultan fundamentales para la consolidación de la democracia.
El factor de participación social de manera equitativa, en condiciones paritarias se ha ido introduciendo en los procesos democráticos. Así, la participación de la mujer en procesos democráticos ha tomado matices cada vez más significativos, que fomentan la participación de todos los sectores sociales, hombres, mujeres, grupos vulnerables, etc.
La participación de las mujeres en los procesos democráticos ha ido evolucionando, de manera gradual, paulatina y, en algunas ocasiones, cuestionada por la aparición en el sistema legal de acciones afirmativas necesarias para garantizar la participación de la mujer en condiciones de mayor igualdad, que les permitieran superar la discriminación estructural y sistemática en la que se encontraban en aquellos momentos.
Hoy en día, siguen existiendo esas acciones afirmativas, a pesar de que se ha incrementado considerablemente la participación de la mujer en procesos democráticos, sin embargo, siguen existiendo patrones estructurales y de conducta que limitan significativamente la participación de las mujeres en algunos espacios y que, inclusive, siguen restringiendo la participación de la mujer en espacios de toma de decisión.
A pesar de que se ha avanzado significativamente en la participación de la mujer en la vida política, eso ha dado paso a otro tipo de violencia, que va escalando de acuerdo al rol que desempeñan las mujeres en los espacios de toma de decisiones, en dónde son cuestionadas no sólo por las decisiones que toman sino por el simple hecho de ser mujeres.
En estos espacios las mujeres son cuestionadas, además de por su actuar, por que siempre supeditan las decisiones que tome una mujer a la incidencia o indicación de un hombre, menoscabando la capacidad de decisión de las mujeres, o bien realizando comentarios que, independientemente de su actuar, menoscaban su autoridad por ser mujer.
Este tipo de actos se encuentran clasificados dentro de la violencia política contra la mujer, que pretenden impactar en el desempeño de las mujeres menoscabando su capacidad de ocupar espacios de toma de decisiones. Este tipo de actos normalizan la violencia y la discriminación así como impactan de forma negativa en el desarrollo de la democracia.
En un espacio que se considere democrático se tiene que tomar en cuenta, no sólo la opinión de todas y todos, sino que tiene que garantizarse que esa opinión se de en condiciones de igualdad, sin discriminación y libre de violencia, sobre todo si queremos fortalecer instituciones verdaderamente democráticas, que prevalezcan y se consoliden, que puedan aumentar la participación de las personas y que permitan fomentar en las futuras generaciones esa participación.
Debemos de dejar de normalizar la violencia contra las mujeres, porque el dialogo y el debate no son ofensas ni calumnias ni críticas destructivas encaminadas a denostar, agredir, menoscabar o invisiblizar a las mujeres y a ninguna persona.
A partir de lo anterior, eliminemos todas la formas de violencia contra la mujer, fomentemos la consolidación de espacios de participación donde todas y todos, en condiciones de igualdad, generemos espacios de dialogo evitando todas las formas de violencia contra la mujer, incluida la violencia política en razón del género.