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LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y SU INCIPIENTE ESTUDIO Y ANÁLISIS

Por: Isadora Santivañez Ríos

Lamentablemente, en nuestro país, más del 70% de las mujeres han experimentado al menos un incidente de violencia, ya sea psicológica, física o sexual, lo que nos lleva a ser uno de los países con mayor violencia ejercida en contra de las mujeres a nivel mundial.
Esto se debe, en gran medida a la cultura patriarcal en la que vivimos, la cual, minimiza el papel de la mujer en cada uno de los ámbitos y tiende a poner en duda la capacidad de este género para poder desarrollarse de manera correcta dentro del espectro público, sobre todo, si busca su crecimiento o reconocimiento de manera individual, fuera de cualquier yugo de masculinidad.
El machismo mexicano se encuentra intrínseco en las raíces más profundas de la sociedad y a la fecha, en algunas esferas llega a ser normal considerar a la mujer como un objeto, más que como una persona, y esta frase es realmente poderosa, en el sentido negativo del significado, ya que para cualquier ser humano, trabajar por buscar ser reconocido como tal, debe ser incluso contradictorio, es como si intentaras de manera permanente formar parte de algo a lo que por naturaleza perteneces.
La minimización e invisibilización de las capacidades de las mujeres son tan comunes, que no resulta extraña lo cotidiana que es la revictimización de alguna mujer que ha sufrido de violencia, ya que se llega a matizar el problema en el que viven, haciéndolas sufrir de manera constante, a través de la amenaza, provocando que sean amedrentadas y coartartadas de manera sistematizada.
En nuestro país, la violencia ejercida contra las mujeres es el pan de cada día, siendo la más común, la violencia psicológica, sin embargo, no podemos dejar de lado, que del porcentaje total de muejres víctimas de violencia, un 49.7%, han sufrido violencia sexual, siendo ésta, una de las más recurrentes en nuestro país.
La violencia contra las mujeres es un problema tan antiguo como la sociedad misma, considerándose como sucesos menores ocurridos dentro del ámbito familiar o privado, por lo que el ente público no tomaba partida respecto a este tipo de situaciones, se consideraba incluso que, intervenir era un acto de invasión a la privacidad de la familia o la pareja.
Fue hasta la década de los 90 que fue tipificada la violencia contra las mujeres en sus múltiples manifestaciones, a través de diversos Tratados Internacionales. Sin embargo, a la fecha, falta mucho por hacer para lograr una verdadera igualdad sustantiva.
En 1993 la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de Viena, reconoce por primera vez la violencia contra las mujeres, en 1994 se aprueba la Convención Interamerciana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer y en 1995 la Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijin, llega a ser el punto de lanza para comenzar a especializar los temas relacionados a la violencia contra las mujeres, como lo es la revictimización, la cual se define como el sentimiento de sufrimiento de las personas víctimas, testigos o de las personas que han sufrido un delito.
De manera específica, la revictimización de las mujeres llega a ser una forma común de seguir violentándolas, después de haber sufrido ya algún tipo de acto que las coloque en una situación de víctimas.
La revictimización en ocasiones es más dolorosa que el daño producido a consecuencia del delito que se comete en contra de las mujeres, generando afectaciones que llegan a marcar de por vida a las personas.
Y la realidad es que, después de vivir cualquier situación de violencia, una mujer queda en condición de víctima, exista previa denuncia o no, el hecho no deja de ser lacerante para quien padece de acciones que la minimicen y destrocen como mujer.
Es por eso que el tema de la violencia que se ejerce contra las mujeres en nuestro país comienza a tomar auge como materia de análisis y estudio, ya que sus múltiples factores no permiten la erradicación de la misma, y es necesario generar un capital humano especializado que sepa trabajar este tema de manera correcta y mediante protocolos que minimicen en la medida de lo posible el daño en la víctima.