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Impunidad herencia maldita

por Horacio Zaldivar

Y entonces me pregunto en qué clase de sociedad vivimos, qué democracia tenemos, donde los corruptos viven en la impunidad, y al hambre de los pueblos se la considera subversiva
Ernesto Sabato

Ese manto que en otros tiempos hacía invisibles crímenes y abusos de potentados y detentores temporales del poder, hoy se enseñorea y ostenta en grotescos personajes que someten, abusan, roban, y asesinan, sin temor alguno, pues gozan de una temporal impunidad.
La impunidad va dejando un rastro de miseria, dolor y en sinnúmero de ocasiones de sangre. A estos miserables personajes lo que menos le importa es el daño a la sociedad cuando saquean las arcas públicas, cuando dejan sin oportunidad a sus conciudadanos esperanzados en recibir servicios de educación, seguridad, salud, y a los deudos los privan de tener justicia.
La impunidad ha sido normalizada por los protagonistas, y por una sociedad desesperanzada, sin ánimos, sólo de seguir subsistiendo en todas las clases sociales. Padres, madres y familiares de “desparecidos”, han dejado en el olvido la impunidad con la que les arrebataron a sus seres queridos, hoy sólo quieren les dejen buscarlos en paz para encontrarlos, y familiares de los asesinados que huyen de sus lugares de origen.
Los saqueadores de las arcas públicas, ostentan con cinismo fastuosas fiestas para su familias, además de bienes obtenidos a costa de los contribuyentes, incluso, en sinnúmero de casos, hoy enquista a su descendencia en cargos públicos y de elección popular en busca de conducir a sus siguientes generaciones en el camino del dinero fácil, del saqueo, del abuso del poder sin temor a la justicia.
La impunidad ha dejado de ser el discreto recurso para librarse del largo brazo de la justicia. El expresidente Benito Juárez García en el Palacio de Cobián le dijo un allegado que fue a pedirle impunidad: “A los amigos justicia y gracia, a los demás justicia a secas”. Hoy no se niega, por el contrario, se ostenta sin rubor alguno y es festejada por los círculos más cercanos de los eternos aduladores.

La impunidad amparo de delincuentes