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Beatriz Pagés

SAMUEL GARCÍA “IMPARABLE” CONTRA EL FRENTE

Samuel García, gobernador de Nuevo León se registró como precandidato de Movimiento Ciudadano a la Presidencia de la República y puso la mira en el blanco: La batalla es con Morena porque el Frente Amplio ya está “frito”.

Si el adversario de MC es Morena, ¿por qué dedicar gran parte de su discurso a golpear la alianza PAN-PRI-PRD y a descalificar a Xóchitl Gálvez? ¿Para qué perder tiempo y saliva si la alianza opositora no sirve?

Samuel es tibio con Morena e implacable con el Frente. Cree, ingenuamente, que nadie se va a dar cuenta de hacia donde apuntan su pistolas. El vaquero que se dice “imparable” tiene un claro objetivo: desacreditar a la oposición.

“No haré campañas como las del Frente donde madrean a Alito y luego le piden perdón”. “No había forma de unirse al PAN-PRI-PRD cuando ellos van en picada.”

Samuel es el socio joven de López Obrador. Será el tirador a sueldo del presidente para combatir a los adversarios del régimen. Su candidatura no es una ocurrencia. Fue pensada e impulsada desde Palacio Nacional. MC hará las veces de un partido satélite al servicio de Morena para quitar votos a Xóchitl.

Dice el norteño que el Frente Amplio por México representa lo viejo. ¿Y qué representa para ese político treintañero Morena?

Un “milennial” como él tendría que estar encabezando un movimiento para defender las causas libertarias del siglo XXI y no los intereses de un régimen atascado en un pasado caduco y autoritario.

Samuel debería poner su bravuconería al servicio de México y no de López Obrador. Con la misma claridad con la que acusa a los gobiernos del PAN de ensangrentar al país, debería denunciar los vínculos del gobierno obradorista con la delincuencia organizada.

Así como acusa a los corruptos del pasado debería, en congruencia, señalar a los corruptos del presente. Más cínicos e impunes que los de antes. Lo queremos escuchar denunciar el mega fraude en Segalmex o el sobre costo de la Refinería Dos Bocas.

Samuel le aprendió rápido a López Obrador. En su tierra es un pequeño tirano. El conflicto a muerte que trae con los diputados del congreso local y los alcaldes de la oposición habla de que tiene cero tolerancia y convicciones democráticas.

Al igual que el tabasqueño, al regio no le gusta que lo contradigan. Le disgusta la división de poderes, la libertad de expresión, los controles constitucionales. Como presidente de México no dudaría en dar un “fujimorazo” al Congreso.

Dice y asegura que representa lo nuevo. Su alianza oscura con Morena indica que se identifica más bien con el retroceso. Que no es – como él dice- un “centennial” o un “milennial” sino un dinosaurio salido de la cueva más oscura de la intolerancia.

Samuel García tiene todo el derecho a ser candidato del partido que quiera. A lo único que no tiene derecho es a engañar a México.