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Fui niña sol. Cuerpo pequeño para el espíritu. Libertad dormida. Sueños incubados debajo del colchón. Fui adolescente de fuego, causa de mareos en los insomnios de mis padres y mareas en mis fantasías. Fui hormonas en culpa, orgasmos en lenguas ajenas, en las yemas de mis dedos y las manos de un pianista.