La Manzana Flechada
68 cultural
Martha Chapa
Al movimiento estudiantil del 68 le debemos que se hayan abierto las compuertas de un asfixiante autoritarismo político, social y familiar que se asentaba en esos años en México.
Así, nuestra sociedad empezó a cambiar y llegó a conseguir avances significativos en cuanto a libertades, señaladamente la de expresión en los propios medios de comunicación, así como en el ámbito democrático, sobre todo en materia electoral.
A la vez, permeó decisivamente en la cultura con ese nuevo aliento e ímpetu social, lo cual generó y dejó huella en las más diversas expresiones artísticas que no solo rompieron inercias y ataduras sino que recogieron la historia de ese episodio y las demandas estudiantiles, relevantemente en la literatura, las artes plásticas y el cine.
Quito desde luego el oficialismo cultural oficialista que se cruzó en las Olimpiadas de México, mismas que fueron opacadas por la represión y la violencia Diazordista.
Empezó entonces a sentirse y respirarse una libertad que nuestra generación desconocía y no podía ejercer por impedimentos de todo tipo.
Tan solo por lo que se refiere a las que aludían a ese gran movimiento social que cerraba y abría las décadas de los sesentas y setentas, respectivamente, se abrieron paso libros excepcionales como Los días y los años de Luis González de alba o La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, junto a otros igualmente importantes bien de la autoría de José Revueltas, de Carlos Monsiváis o de Fernando del Paso.
En el cine, dejaron por igual testimonios inolvidables films como “El grito”, pionero en el tema, o Rojo Amanecer y Olimpia ya años después. Y en la pintura, donde artistas como Manuel Felgueres, Vlady o Vicente Rojo, quienes incluso aportaron su talento y se solidarizaron con la cusa, entre muchos otros y otras.
No quedó pues ninguna expresión o género intocado durante el 68, bien se trate al igual de música o teatro, que incluso se extiende plenamente hasta nuestros días como ocurre con la serie televisiva “Un extraño enemigo” o la ópera “Luciérnaga”, ambas por estrenarse.
Ameritadas muestras todas, las de ayer y hoy, en esta sucinta relación, que nos revelan que el 68 vive y vivirá en la memoria mexicana.
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