Skip to main content

A 500 AÑOS DE LA CONQUISTA
Por: Arturo Nahle G.
La Batalla de Centla del 14 de marzo de 1519, constituye para los indígenas el inicio de la invasión española. Ahí, Hernán Cortés obligó a los nativos a jurar lealtad al Emperador Carlos y fundó la primera ciudad de la Nueva España.
Pues la semana pasada el Presidente López Obrador encabezó los actos conmemorativos a los 500 años de esa batalla y dijo que envió cartas al Rey de España y al Papa para que pidan perdón a los pueblos originarios por las matanzas, imposiciones y otras violaciones a sus derechos humanos.
Hay que decir que en octubre de 1992 en su visita a la República Dominicana, Juan Pablo II pidió perdón a los indígenas americanos por las injusticias cometidas por sus antepasados, habló de la necesidad de un acto de expiación por todo lo que estuvo marcado por el pecado, la injusticia y la violencia durante la evangelización de América.
15 años después, en mayo del 2007 y después de su viaje a Brasil, Benedicto XVI dijo que no se pueden ignorar las sombras que acompañaron la evangelización en América, el sufrimiento y las injusticias infligidos por los colonizadores a las poblaciones indígenas.
Más recientemente, en julio del 2015 en Bolivia, el Papa Francisco dijo que se han cometido muchos y grandes pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios, pidió humildemente perdón no solo por las ofensas de la propia iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América.
Así es, los pecados por no decir los delitos cometidos por los europeos y la iglesia durante la conquista y la colonia no fueron menores, la Encomienda que tenía como propósito encomendar indios a los españoles para que los evangelizaran, terminó siendo una forma no de evangelizar sino de esclavizar a los indígenas.
La Corona Española repartió a los conquistadores las tierras recién descubiertas pero dispuso que a los pueblos originarios se les respetaran las que venían poseyendo, incluso se les expidieron Títulos Virreinales de Propiedad; sin embargo de muchas formas tanto los Españoles como la Iglesia terminaron despojándolos de su propiedad.
Fue tal la acumulación de propiedades y riqueza por parte de la Iglesia, que en 1856 tuvo que publicarse la famosa Ley de Desamortización, también conocida como Ley Lerdo.
No fue sino hasta 1917 cuando -gracias a la lucha heroica de Emiliano Zapata- en el artículo 27 de la nueva Constitución se ordenó la restitución de las tierras a las comunidades indígenas. Desde entonces y hasta 1992 (año en que Salinas de Gortari suspendió el reparto agrario) 2359 comunidades indígenas de México recuperaron casi 18 millones de hectáreas.
Actualmente hay más de 7 millones de indígenas, siguen siendo los mexicanos más pobres, los más marginados, los más discriminados por nosotros los mestizos y también siguen siendo los más agraviados; saben perfectamente que su precaria situación en buena medida obedece a lo que les hizo el conquistador blanco y la iglesia.
Con estos hermanos nuestros tenemos una deuda enorme, les debemos -por lo menos, aunque sea- una disculpa, si, una disculpa muy tardía y que seguramente no sirve de gran cosa, pero como lo dijo Juan Pablo II, es un acto de expiación necesaria.
En el 2015 España ofreció una disculpa a la comunidad Sefardí expulsada de su territorio en 1492, en el 2000 el Presidente de Alemania ofreció una disculpa en el Parlamento Israelí por el Holocausto, Holanda se disculpó con Bosnia por la matanza de 8 mil musulmanes en 1995, el año pasado Inglaterra se disculpó con 12 países caribeños por el maltrato a niños migrantes después de la Segunda Guerra Mundial, Francia hizo lo propio por la guerra de Argelia, Canadá, etcétera.
No me sorprende que la realeza española se haya negado al pedimento de López Obrador, pero si me sorprende y avergüenza la ignorancia, la mofa, la falta de solidaridad y nacionalismo de muchos mexicanos más adictos a las redes sociales que a la historia.