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“¡Ay mamá me duele mi diente!”

Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com

“¡Ay mamá me duele mi diente, porque traen la leche caliente, yo así no la quiero tomar… que se  la lleven a enfriarrrr!” (Soler, Gabilondo. 1935) En realidad cuando nos duele cualquiera de los 32 dientes que generalmente tenemos los adultos es una mala… muy mala señal, el mal se aproxima y es mejor que estas situaciones acontezcan a finales de octubre y/o principios de noviembre para que usted aproveche la cara que muy seguramente va a tener y gaste menos en su disfraz de día de muerto. La Mada este 31 de octubre lucirá una bonita expresión de zombi y tiene la esperanza de para el 2 de noviembre al menos parecer una catrina.
El caso es que el dolor de muelas sirve para diversas analogías, adivinó usted… todas relacionadas con las emociones, sentimientos y esas cosillas, que como joden, del amor. Y es que el dolor de muelas no se quita fácilmente, es más… ¡no se quita! Si hay algo persistente en esta vida, es justo eso, un dolor de muelas. Llega un momento que cualquier analgésico le queda corto hasta que llega un dentista disfrazado de ángel vengador y te da una buena jurgoneada diría mi abuela,  hurgoneada dice la RAE  y te libera, a veces como obra de magia instantáneamente, otras, la venganza de la muela dura días hasta que el dolor cede y se va… pero te voltea  a ver rencorosamente como diciendo: Volveré… y a veces lo cumple. Así, igualito que ciertas emociones, sentimientos y… personas, que siempre vuelven.
El dolor de muelas es un gran consejero y terapeuta pues en esos instantes cuando usted está a punto de aventarse del Crestón de la Bufa, le llega un momento de meditación y sabe que pronto esto  pasará, y …no se avienta, eso sí, grita, llora y  ve con desprecio, realmente sincero, a todo aquel que come delante de usted o se toma una copa de vino tinto, misma que usted no se puede  tomar debido al antibiótico que está luchando con ese ente venido de un planeta donde odian a las personas que tienen una sonrisa tan linda como la suya. En el caso de los sufrimientos emocionales y amorosos sucede algo similar solo que lo que se ve con recelo son esas parejas que pasan tomadas de la mano o hasta tienen el valor de subir sus fotos al face, tu corazoncito herido duele y punza debido a la infección que contrajo al consumir la pus que le ofrecieron unos besos contaminados.
Este tipo de dolores, sobre todo el de muelas, nos  hacen valorar esos momentos,  que a veces  se  nos olvidan,  instantes de gloria cuando no se tiene ningún dolor, mismos que cuando estamos sentados  en el sillón del consultorio del dentista, o del psicólogo,  parecen perdidos, irreales, imposibles, hasta utópicos,  pero si lo piensa  mejor, son buenos instantes para valorarlos, aun y cuando usted dude que  se sentirá tranquilo una vez más y podrá volver a sonreír… ¿lo ve? Igualito que como nos pasa con los conflictos que involucran al corazón y a la razón.
La hermosa canción “Como un dolor de muelas”, escrita por el Subcomandante Marcos y musicalizada e interpretada por Joaquín Sabina (Joaquín Sabina y El Subcomandante Marcos. Perteneciente al CD "Dímelo en la Calle" (2002)), es un poema que expresa magistralmente esta analogía que esta pobre mujer con cachete hinchado pretende hacer. Y es que la cosa es así, cuando encontramos la paz emocional,  o al menos cuando estamos en ese proceso,  sucede algo mágico, se siente un alivio, ese alivio particular que nos da “un dolor de muela aliviado”, ese descanso después de una tormenta. Cada vez que se soluciona un problema por menor que este sea, experimentamos un cierto alivio que nos hace sentir, felices, seguros. Y hablo de cosas simples, una gotera reparada, una llanta ponchada parchada, unas llaves encontradas, estar bajo un paraguas en una lluvia de otoño…un tinto después de un tratamiento con antibióticos.
¿Lo ve usted? un mal dolor de muelas es igualito a un mal amor… un mal amor nos lleva a la tentación de querer dejar este mundo, pero algo pasa, surge una anestesia divina que  calma el dolor, nos sentamos y tomamos decisiones mejores o al menos más cuerdas y con poquito de suerte, divertidas. Sin el drama en nuestra vida la vida fluye, a veces no tan libre de obstáculos como quisiéramos, pero cada vez, más viejos y más sabios, o al menos menos tarugos, somos capaces de enfrentarlos con inteligencia emocional, o en su caso, acudimos al dentista al primer síntoma. Sucede que cuando nos sentimos mejor hay momentos en los que queremos volver a amar, después esta tontería pasa y volvemos a sentirnos bien. Cuando nos libramos del dolor de muelas vemos una nuez, la metemos en nuestra boca listos para triturarla, cuando de repente llegan acordes de  Chaikovski y nos acordamos del cascanueces… y lo usamos. Así también con las situaciones sentimentales… también usamos el cascanueces.
Su servidora, una vez terminado el antibiótico, se toma una de tinto a su salud y parafraseando al Subcomandante Marco trataré de encarrilar a buen puerto mis ansias… seré feliz como si un buen poema me saliera.
Fin con el dolor de muela aliviado.

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