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EN DEFENSA DEL FUERO

Aquiles González Navarro

Me entero por los medios, entre sorprendido e incrédulo, que la fracción perredista de diputados federales, ha “renunciado” al fuero constitucional, más no a la curul. Y amenazan que si la mesa directiva de la legislatura no acepta su renuncia, acudirán al juicio de amparo.
Por estas fechas se ha puesto de moda entre la clase política, “culpar” al fuero de la corrupción generalizada que permea en las dependencias de todos los niveles del gobierno y, como si se hubiera desatado una campaña unánime para señalar al fuero  como el principal culpable de la corrupción, hoy todos, los que gozan de fuero y hasta los que no, piden y exigen una reforma constitucional para acabar de una vez por todas con ese “flagelo”, “protector de los corruptos “.
Y, ¿es de verdad el fuero causa de la corrupción? ¿O esa idea es en realidad un distractor echado al aire por el propio gobierno federal? ¿Eliminado el fuero se acabaría la corrupción, al igual que muerto el perro se acabó la rabia?
En Querétaro se ha eliminado el fuero. El gobernador de Campeche pide eliminar el fuero, a pesar de que tiene en sus manos el arma fundamental para acabar con los corruptos en su estado: La procuraduría.
Nada más falso que la corrupción sea consecuencia del fuero. El fuero es una prerrogativa constitucional de que gozan todos aquellos electos mediante voto popular, a fin de que no sean privados de su libertad, en tanto no sean desaforados mediante juicio de procedencia que implementa la legislatura, ya sea federal o local. O sea que el fuero no es impunidad. Tampoco es renunciable y es inherente al cargo. El cargo igual, no es renunciable, aunque  puede ser motivo de licencia.
El procedimiento de desafuero no tiene problema: La Procuraduría General de la República (llamada hoy fiscalía en imitación al Sistema norteamericano), o alguna de los estados, según se trate de delito federal o del fuero común, solicita a la legislatura respectiva instaure el procedimiento para desaforar al servidor público que, de acuerdo con  la carpeta de investigación pudiera ser responsable de algún ilícito. Es todo, se analiza y se vota.
Si procede el juicio, el servidor público queda sin fuero y sin cargo. Con todas las condiciones para que sea detenido y puesto a disposición de la autoridad jurisdiccional. De aquí que, insistimos, el fuero no es impunidad.
La razón del fuero es de origen histórico, es una protección al servidor público, principalmente a diputados y senadores, para que libremente emitan sus opiniones, aún aquellas que lo confronten con los gobernantes. Con el poder. Para que defiendan la Nación y su gente frente al gobernante arbitrario. Sin el fuero, Muñoz Ledo no hubiera tenido posibilidad de interpelar al Presidente de la República ni de sus críticas profundas al régimen.
Durante el gobierno de Vicente Fox se instauró, a petición de la Procuraduría General de la República (y obviamente por instrucciones de Fox), juicio de procedencia en contra de Andrés Manuel López Obrador, ante la Cámara de Diputados. Aunque el resultado fue en el sentido de desaforar al Jefe de Gobierno, la publicidad del procedimiento y lo arbitrario de este, motivaron fuerte protesta social, indignación y protección ciudadana. Fox se vio obligado a recular. De no haber gozado de fuero constitucional, es indudable que López Obrador hubiera sido detenido y enviado a alguna prisión de Sonora o de máxima seguridad. El fuero dio tiempo a la organización social.
El fuero tal vez no sea útil a los diputados del PRD que hoy “renuncian” a él, pero pudiera ser para algunos que quieran defender la soberanía del país, nuestras costas que ya se venden a extranjeros, nuestros recursos naturales no renovables como el petróleo y las minas, a presos políticos como el doctor Mireles, en general al país, frente a un presidente de la República depredador,  vendedor y corrupto. Con uno que lo haga, el fuero vale.
Si de verdad los diputados “renunciantes al fuero”, están en contra de la corrupción, el camino es otro: La autonomía real de la Procuraduría General de la República, tribunales de cuentas con facultades jurisdiccionales que substituyan a los actuales órganos de fiscalización, tabuladores de sueldos que eviten los llamados bonos y una nueva tipología penal anticorrupción serían la ruta, no simulaciones.
Como una reflexión, haga su lista de personajes que carecen de fuero y a los que la justicia no toca, a pesar de que pesa en ellos un largo historial de corrupción y hasta denuncias. ¿Por quién empezamos?
¿Qué diputado o senador apoyado en su fuero se atreve a defender al país de los depredadores? Para eso es el fuero, para defender a México y a su gente.

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