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GUARDIA NACIONAL: MILITARIZADA EN CUERPO Y CABEZA

Aquiles González Navarro.

“Un Militar en Activo Encabezará la Guardia Nacional: Confirma AMLO”, Cabecea P.24 en su edición del 6 de abril.
Desestimando la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el sentido que el mando de la Guardia Nacional recayera en un civil, el Presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido tajante: Un militar en activo.
El argumento principal: “Porque vamos a contar con el apoyo del ejército” y porque “necesitamos un elemento de esta institución, además con experiencia, con disciplina, con rectitud, con honestidad, con profesionalismo”.
Pero, ¿Qué no es el Presidente de la República el “Jefe nato de las fuerzas armadas? Claro que lo es, lo que significa que no hay persona, ni civil ni militar que esté por encima del mandatario en relación con el Ejército y fuerza Aérea. Incluyendo ahora a la Guardia Nacional.
O sea que basta una orden del Presidente para movilizar a cualquiera de los cuerpos armados mencionados, por encima de la disposición que pudieran dar los titulares de estos organismos.
Y, ¿acaso no hay entre los civiles cercanos al Presidente personas con experiencia, disciplina, rectitud, honestidad y profesionalismo?
Basta con otear en la Facultad de Derecho de la UNAM, en el CONACIPE y consultar a conocedores expertos del Derecho Penal como Sergio García Ramírez, Bernardo Bátis, Diego Valadez y otros que perfilan con facilidad esas características que nuestro Presidente solamente ve en militares.
Dice el mandatario que la Guardia Nacional “va a pasar por un proceso de formación y capacitación en dos temas fundamentales: derechos humanos y uso moderado, regulado de la fuerza”. Los Derechos Humanos constituyen toda una ideología, una forma de pensamiento, una corriente del humanismo que se forja con la educación, la cultura y la capacitación y que se consolida con la sensibilidad social y la experiencia. Es todo un proceso que lleva años y se asimila desde la infancia.
Esperemos no se equivoque el Presidente. Por nuestra parte, expresamos nuestra coincidencia con lo señalado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos: En la comandancia de la Guardia Nacional, un civil. “Por el bien de todos”. Nunca más otro caso como Tlatlaya, como Tanhuato y otros de lamentable recuerdo.
DIFAMA QUE ALGO QUEDA
Ante la carencia de una legislación suficiente que regule y controle la “información” que se destila a través de las llamadas redes sociales, resulta de lo más fácil que “alguien” pueda ser difamado o calumniado por un “anónimo” cuya aseveración corre con la velocidad de la luz y penetra en infinidad de aparatos receptores.
Y, por el sólo hecho de venir de las “redes sociales” la información se torna creíble para muchos sin imaginar siquiera un poquito el grave daño a la integridad moral del afectado.
Ya en entrega anterior me referí a los maldicientes, cuya ponzoña se caracteriza por ser lanzada desde la cobardía del anonimato.
La muerte por suicidio del integrante del grupo Botellita de Jerez es el ejemplo más próximo de la trascendencia psicológica del acto del maldiciente, aún referida a un supuesto hecho ocurrido hace más de trece años.
La semana pasada se publicó en redes y al parecer proveniente de un medio impreso, una referencia sobre acoso en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Versión ambigua y sobre todo anónima calumniando a un respetable como conocido maestro, cuya única línea de explicación de la calumnia, se circunscribe en la posibilidad de que en los próximos comicios para la elección de autoridades universitarias, sea designado candidato por la corriente a la que el maestro pertenece.
La difamación y la calumnia como forma de “hacer política”, no son nuevos como estilo, sólo que ahora con la aparición de las facilidades que la tecnología aporta, resulta fácil y trascendente desarrollarlas desde el anonimato y con una fuerza inimaginable y además gratuita.
Es deseable que en el entorno del maestro calumniado, la maledicencia sea asumida como el ataque de los perversos y, superada la nota sea el cesto de la basura su destino.
OTRO GRANDE QUE SE VA
Alberto Cortés acaba de morir en España. Trascendió la noticia que puso en calidad de luto a toda la generación del sesenta y más.
En su recuerdo solamente pongo a consideración de mis lectores un pequeño ensayo que llegó vía redes y cuya autoría no logré identificar, pero que por la calidad y profundidad del pensamiento vale la pena su difusión.
Dicen que Alberto Cortés se fue porque no era ni de aquí ni de allá. Dicen que se quedó en un rincón del alma de todos nosotros. Dicen que fue dejando a su paso miguitas de ternura. Dicen que se alejó acompañado de un perro que era nuestro y del viejo pablo. Dicen quienes saben que se fue a vivir la mitad de su muerte. Cuentan que prometió que nos llegaría una rosa cada día, pero que sólo llegaría a aquellos que tienen fantasía. Dicen que tuvo mucha suerte de nacer para estrechar la mano de un amigo y poder asistir como testigo al milagro de cada amanecer…