Nota Espe_culera
By Syres
HÉRCULES Y HERCULIADOS
En la mitología griega, la Hidra era un monstruo acuático despiadado con forma de serpiente policéfala -o sea con muchas cabezas- y aliento venenoso, que se escondía bajo las aguas del lago de lerna. Uno de los doce trabajos de Hércules consistió en acabar con esa alimaña, que tenía un truco: por cada cabeza que se le cortaba, le crecían dos. Cual saga helenística, el estado mexicano sufrió las consecuencias de haber dejado crecer cabezas a diestra y siniestra al narcotráfico mexicano, que no ceso de seguir con sus negocios tras la extraditación del chapo o ante el relevo de presidenciables.
Ante una derrota casi anunciada, las pocas fuerzas armadas que fueron enviadas para detener al hijo de chapo no tuvieron mas que emprender una “graciosa huida” al verse superados en número y calidad del armamento para el contra ataque. Pese a que yo me cuento dentro de los miles de cibernautas críticos en seguridad pública y el discurso Lopezobradorista logró elevar algunos raciocinios al ponderar la vida de los civiles por encima de las bajas federales. El punto toral de la crítica de varios de nosotros, va más allá de lo sucedido en Culiacán, Sinaloa.
De la peor manera los mexicanos nos enteramos de lo poco preparadas que están nuestras instituciones públicas para enfrentar los problemas de inseguridad, pese a que México ha invertido más de 77,000 millones de dólares en el rubro, y pese al millonario desembolso, nuestro país sigue sufriendo los mayores índices de violencia e impunidad en el continente americano, con más de 90 homicidios dolosos al día durante el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Cuando iniciaba la lucha contra el narco allá por el año 2006, México estaba firmando el Estatuto de Roma que entró en vigor en 2006, y en diciembre del mismo año, Felipe Calderón ya anunciaba su estrategia de seguridad llamada “guerra contra el narcotráfico” caracterizada por autorizar a las fuerzas militares funciones propias de la policía, sin contemplar entonces límites para su uso. Esta estrategia produjo un elevado nivel de violencia. Y aunque Peña Nieto trató de moderar el discurso, las estadísticas nos confirman que la violencia en el país nunca ceso, al contario hubo un notable incremento, dejando el problema de fondo en un contexto donde los homicidios no han sido investigados ni sancionados los más altos responsables. Según el Relator de las Naciones Unidas sobre Ejecuciones Extrajudiciales después de su visita a México en 2012, la violencia en México había incrementado en un 500% con registros de miles de casos de desaparecidos; la detención arbitraria bajo arraigo de más de 8,000 personas y ejecutados arbitrariamente a mas de 70,000 personas
(Fuente
https://www.fidh.org/es/region/americas/mexico/16027)
Por su parte, el Gabinete de Seguridad de AMLO nos dio a conocer en febrero su Estrategia Nacional de Seguridad Pública la cual hizo consistir en 8 objetivos: El primero, erradicar la corrupción y reactivar la procuración de justicia; Garantizar empleo, educación, salud y bienestar; Pleno respeto y promoción de los derechos humanos; Regeneración ética de la sociedad; Reformula el combate a las drogas; Emprender la construcción de la paz; Recuperación y dignificación de los centros penitenciarios y Seguridad pública, seguridad nacional y paz. Digamos pues que de acuerdo a lo expresado líneas arriba estrategia si tenemos, pero forma de materializarla no resultó ser tan sencillo, sobre todo, ante un problema mayúsculo que tiene enquistado en la sociedad los últimos 40 años.
