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La Corrupción, ¿problema público o problema de todos?

Tomando en cuenta la gran cantidad de indicadores publicados por organismos nacionales e
internacionales, algunos que miden o evalúan la competitividad, la transparencia, la percepción y
la reducción de la corrupción, la satisfacción con la democracia, confianza en las instituciones, la
desigualdad en los ingresos y la distribución de la riqueza, entre otros, no es raro que se intente
encontrar al fenómeno responsable de todo ello; la corrupción. Este fenómeno que afecta a la
sociedad no solo tiene repercusiones visibles solamente en los indicadores, la corrupción afecta en
la vida legal, la política, la económica y la social de cada uno de nosotros y viviéndola es donde la
podemos palpar. En el plano legal la corrupción genera una legalidad paralela que propicia la
impunidad, pues en esa realidad se realizan actos no regulados ni sancionados que al ser
cometidos no tienen ninguna consecuencia. En el aspecto político, la corrupción procrea
gobiernos y autoridades ilegitimas, personas que llegan a cargos públicos vía elección popular o
por designación, pero actuando de manera contraria al derecho, de tal forma que estos individuos,
a pesar de la aceptable capacidad técnica y experiencia profesional que posean, operan y actúan
como autoridad basándose en costumbres y reglas no escritas que vulneran la credibilidad de la
ciudadanía. En lo económico, en los puntos de contacto entre el ciudadano y el gobierno, circulan
grandes cantidades de dinero pero que solo benefician a algunos cuantos generando desigualdad
y mínimo desarrollo sustentable en la sociedad. Desde el punto de vista social, la corrupción
genera, que digo, ha generado y hoy con más fuerza que antes, la ausencia del comportamiento
solidario entre los que vivimos en la comunidad, de tal manera que hoy nos atrevemos y
justificamos brutalmente prácticas como la falta de respecto a la legalidad, a las autoridades y a no
exigir como es nuestro responsabilidad, el buen desempeño gubernamental. Estimado lector,
sabemos que la corrupción es un problema público y privado, pero solo nos ha sido fácil reconocer
el problema cuando entramos en contacto con trámites y servicios gubernamentales, me
pregunto. ¿Hay corrupción en nuestra casa?, ¿Hay corrupción al interior de mi negocio privado?.
La corrupción como problema público ha sido estudiada y los que saben de ello coinciden en que
“ésta no sucede sólo en un individuo aislado, así como que tampoco se limita a la relación entre un
corruptor y un corruptible, sino que sucede en un contexto sociocultural específico”. Visto como
problema público, la corrupción está presente en: la burocracia, es decir, aquellas personas que
realizan una función pública pero que llegan a ella sin pasar por un proceso de elección
democrática; personal político ubicado en partidos políticos, sindicatos, gremios, agrupaciones
que logran canalizar intereses específicos de la sociedad; los particulares que participan en puntos
de contacto con los dos anteriores y propician las redes de corrupción y el tráfico de influencias. Lo
importante estimado Lector, es que en el estudio de la corrupción cada día encontramos algo
nuevo para entender este fenómeno, surgen nuevas definiciones y con ellas estrategias y políticas
públicas consensuadas con la sociedad civil, de las cuales estaremos platicando en próximas
entregas. ¡Si Dios y El Nopal no lo permiten!, muchos saludos.

Maestro en Finanzas, Luis Noé Maldonado Sánchez.