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LA REFINERÍA DE DOS BOCAS.

 Por: Arturo Nahle G.

Todo indica que la obra más importante en el sexenio de López Obrador será la rehabilitación de las seis refinerías que hay en el país y la construcción de una nueva en Dos Bocas, Tabasco. La responsable de este reto gigantesco es una Ingeniera zacatecana.

Contra esta decisión se han publicado infinidad de críticas: se dice que es una estupidez producir gasolina porque muy pronto se va a dejar de usar ante la proliferación de los coches eléctricos. Se dice que es más barato seguirla comprando a Estados Unidos que producirla en México. Se dice que es un pésimo negocio y que en todo caso salía más barato comprar una refinería ya hecha en Estados Unidos. Se dice que es imposible construirla en tres años y que va a costar mucho más de seis mil millones de dólares.

Otros más afirman que nuestro petróleo se está acabando y que en lo que hay que invertir es en energías limpias como la energía eólica, la energía solar o incluso la energía nuclear.

A todos esos expertos en economía y negocios, creo que hay que aclararles que en México y el mundo la gasolina y el diésel se van a seguir utilizando por lo menos hasta el año 2050.

Hay que recordarles que, aunque efectivamente en la última década deliberadamente dejaron caer la producción petrolera, México sigue siendo uno de los 10 países con mayor producción en el mundo y uno de los 20 con más reservas.

También hay que recordarles las consecuencias de la deliberada chatarrización de nuestras refinerías: de 1990 y hasta el 2013 producían más de 400 mil barriles diarios de gasolina, para noviembre del 2018 solo producían 177 mil barriles (menos de la mitad) y por lo mismo las importaciones se incrementaron casi un 65%.

En cuanto al Diesel, en el 2013 producíamos 313 mil barriles diarios, en noviembre del 2018 la producción cayó más del 70% y las importaciones subieron más de lo doble.

¿Por qué desmadraron de esta manera a Pemex cuando en México hay cerca de 40 millones de automotores que se mueven con gasolina y diésel? ¿Por qué lo hicieron cuando todos sabemos que la industria, el comercio, el turismo y prácticamente toda la actividad económica del país dependen en gran medida de estos dos derivados del petróleo?

¿Por qué si fuimos autosuficientes, si somos una potencia petrolera y somos también la 14a economía del mundo estamos importando casi el 80% de la gasolina que mueve a México?

Puede haber muchas respuestas a estas preguntas, pero la respuesta que no he podido encontrar es ¿por qué hay gente que se opone a que volvamos a producir la energía que el país requiere? ¿por qué hay gente que está a favor de que sigamos dependiendo de Estados Unidos?

¿Acaso ya se les olvidó que el precio de la gasolina se fue para arriba fundamentalmente porque en la pasada administración el dólar subió de 12.90 a 20 pesos?.

Hace 105 años (en 1914) construimos una Refinería en Tamaulipas, en 1956 Ruiz Cortines la modernizó y en 1999 Zedillo la reconfiguró.

Hace 86 años (en 1933) se construyó la Refinería de Azcapotzalco, en 1946 la amplió Miguel Alemán y por razones ambientales Salinas la cerró en 1991.

En 1950 también el Presidente Alemán inauguró la Refinería de Salamanca, en 1956 Ruíz Cortines inauguró otra en Minatitlán, en 1976 Echeverría inauguró otra más en Tula y en 1979 López Portillo no inauguró una sino dos: una en Cadereyta Nuevo León y otra que lleva el nombre de un zacatecano en Salina Cruz, Oaxaca.

En los últimos 40 años la tecnología ha avanzado enormemente, también hoy tenemos más y mejores profesionistas y técnicos que hace 40 años, no veo por qué entonces no podamos construir una nueva refinería, modernizar las existentes y dejar de depender de los vecinos del norte.

Es obvio que atrás de los críticos de este proyecto están los adversarios políticos de López Obrador, pero también están los intereses económicos de empresas como Chevron, ExxonMobil y otras más a las que se les puede acabar su principal cliente.

Yo no soy experto ni en energía ni en negocios, pero si se la importancia de algo que desprecian los malinchistas que nunca faltan: Soberanía, Soberanía Energética que no es populismo, sino una política nacionalista que la tecnocracia abandonó hace más de tres décadas con tan lamentables consecuencias.