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Por: Jenny González Arenas

La Universidad y los Derechos Humanos.
Por: Jenny González Arenas.
Resulta de vital importancia promover entre los alumnos universitarios la participación en actividades que los vinculen con la sociedad. No sólo el realizar un servicio social obligatorio de 480 horas o 6 meses, lo que suceda primero, en una oficina o dependencia en la que, si tienen suerte, aprenderán y desarrollaran habilidades relacionadas con su carrera, pero, si no la tienen, entonces podrán ser solo los mandaderos.
Hace unos días, en la prensa nacional se hablaba de tres alumnos de la licenciatura en Derecho de la Universidad de Tlaxcala, que presentaron en 2018 un “amicus curiae” a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en relación al caso Alvarado Espinoza y otros vs. el Estado Mexicano. Esa opinión fue tomada en consideración por la Corte IDH, lo cual demuestra que los jóvenes universitarios y sus opiniones, fundadas y motivadas, son tomadas en consideración a nivel internacional, por un organismo de investidura tal que ha motivado, a través de sus sentencias, reformas constitucionales en nuestro país e impulsado el respeto a los Derechos Humanos en el continente americano.
Es importante recalcar que la Universidad, en particular, la Unidad Académica de Derecho, esta obligada a relacionarse ampliamente con el sector social, legislativo, jurisdiccional y administrativo, puesto que la mayoría de sus egresados serán vinculados profesionalmente con ese sector, por lo que resulta importante fomentar actividades que permitan a los jóvenes ir conociendo diversas áreas del derecho que representan una oportunidad laboral y de desarrollo profesional y personal como lo son los Derechos Humanos.
Es loable que en el interior de la Universidad de lleven a cabo actividades recreativas, culturales y deportivas, pero no se debe descuidar, bajo ninguna circunstancia la labor académica ni el fomentar entre los jóvenes la participación también en eventos académicos puesto que, a la larga, es la academia y su fortalecimiento el que rendirá frutos profesionales y personales a los jóvenes que egresan de una licenciatura.
Cada vez es más importante que un joven adquiera las habilidades que los separen del resto, que aprenda o desarrolle habilidades que lo hagan único, diferente, excepcional, porque a pesar de ser un bajo porcentaje de jóvenes los que egresan de nivel licenciatura, la competencia cada vez es más y el campo laboral si bien se diversifica en algunas áreas, en otras se satura y se requieren de mayores aptitudes o calificaciones para poder aspirar a mejoras en la calidad de vida.
Para un abogado en la actualidad resulta imperante el fortalecer ciertas habilidades en su proceso de formación, como lo son la oralidad, la redacción, la argumentación, la técnica legislativa, la mediación y las habilidades de negociación, por lo que eventos académicos en los que se invite a la juventud estudiante de derecho a desarrollar esas habilidades se vuelve una de las tareas primordiales de los docentes y de las autoridades que dirigen las escuelas y facultades de derecho.
Propiciar espacios para la práctica de juicios orales, ejercicios de argumentación tanto oral como escrita, organizar concursos de litigación estratégica o de conocimientos pudiera ser una manera de empezar, o la organización de talleres de técnica legislativa o proceso parlamentario, o cursos de mediación y negociación. Porque no pensar en motivar a los alumnos a que expandan sus horizontes mas allá de las fronteras de su entidad y propiciar que adquieran habilidades de litigo internacional en materia comercial o de derechos humanos, por decir algunas alternativas de estrategias para que los jóvenes salgan con más oportunidades laborales y de desarrollo profesional de las que ahora tienen.