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Las “auditorias” a la UAZ.

Por: Jenny González Arenas.
Sostengo que la auditoría de los recursos públicos es el camino para acabar con
la corrupción y vigilar que dichos recursos sean usados de la mejor manera, con lo que
no estoy de acuerdo es que se use ese mecanismo para acosar a los maestros
universitarios que día a día sacamos a flote la labor sustantiva de la Universidad y no se
investigue o fiscalice a quien de verdad es responsable de ejercer esos recursos de
manera adecuada.
La Universidad Autónoma de Zacatecas esta siendo auditada por la Auditoría
Superior del Estado de Zacatecas, de forma tal que el personal, tanto de la ASE como
de la Contraloría Interna de la UAZ se presentan aleatoriamente a las Unidades
Académicas a solicitar información sobre cargas de trabajo, planeación, evaluaciones
de los maestros, listas de asistencia y actividades llevadas a cabo durante el año 2018.
Toda esa información se encuentra en manos de las autoridades administrativas
de la Universidad y de cada una de las Unidades Académicas, además el oficio
mediante el cual se esta informando de dicha auditoría esta dirigido a los Directores y,
salvo en caso excepcionales, como aquellos que tienen carga de trabajo dentro y fuera
de la Universidad, se hace un oficio personalizado, por lo que son a aquellos a los que
se dirige el oficio, los obligados a responder.
Para sorpresa de muchos, el personal de la ASE y de Contraloría Interna de la
UAZ se presenta en las Unidades Académicas a exigir, de manera grosera, sin previa
identificación a los profesores que presenten una serie de documentos que, en primer
lugar no obran en posesión de los profesores, sino de la administración y, en segundo
lugar, no es obligación de los profesores contar con dicha información, porque la propia
normatividad universitaria no nos obliga a guardar, por ejemplo exámenes o listas de
asistencia de un año anterior, ya que los alumnos solo cuentan con 5 días hábiles para
reclamar cualquier revisión o modificación del resultado de la evaluación.
Es importante recalcar que no estoy en contra de las auditorías, por el contrario,
estoy convencida de que es un mecanismo adecuado para vigilar la correcta aplicación
de los recursos, lo que es preocupante es la manera en la que este proceso se ha
convertido en una forma de acoso, de hostigamiento, no solo por parte de la Auditoría y
la Contraloría Interna, sino también por parte de los Directores de las Unidades y la
propia administración central que en ningún momento han sido transparentes en

señalar cual es el procedimiento supuestamente aleatorio mediante el cual se
selecciona a los maestros a los que se les va a practicar la auditoría, convirtiendo un
ejercicio democrático en una persecución de los maestros que ellos consideran
contrarios.
Es lamentable que, tanto las autoridades de la auditoría como las internas de la
Universidad se presten a convertir un procedimiento de transparencia en un pacto
oscuro entre las autoridades universitarias y la mafia que pretende perpetuarse en el
poder al interior de la Universidad.
Muchos docentes universitarios con gusto entregaríamos la información que se
nos solicita si, en primer lugar nos dieran el espacio suficiente para almacenar la
información que según ellos debemos de guardar como exámenes, trabajos, listas de
asistencia, etc. (pensemos en un profesor que tiene seis grupos de 35 alumnos por
semestre a los que les realiza 4 exámenes parciales por semestre mas trabajos, eso
multiplicado por dos semestres, da un total de ocho mil hojas, aproximadamente, sin
pensar que ese maestro reciba proyectos o maquetas que debe guardar); en segundo
lugar, las formas fueran las correctas, el personal a cargo de la auditoría se identificara
adecuadamente, se entregara el oficio respectivo, se transparentara el proceso de
selección aleatoria de los profesores y quienes participan en dicho proceso de
selección.
Sin embargo, parece mucho pedir, los docentes universitarios nos encontramos
en estado de indefensión frente a intereses particulares de unos cuantos que no están
dispuestos a respetar ni la legalidad ni el trabajo que muchos universitarios realizamos
día con día.